Es el recuerdo latente, el deseo que acechaba desde siempre, aquel que mostraba las garras a inicios de diciembre. Viajábamos en un Rambler Ambassador gris, modelo 62. Mis padres en el asiento delantero, conduce mamá y mi padre, de copiloto, que procede a enumerar un precedente de historias sin sentido y con personajes de dudosa procedencia mientras toma café y ofrece delicias dulces.
– ¿Te conté la historia esa, de cuando salimos campeones del torneo de fútbol con los compañeros de trabajo? -. Decía mi padre con la boca llena de migas de masas finas.
– Sí, ya me la contaste muchas veces amor-. Decía mi madre, con un suspiro de por medio.
– Yo no me la acuerdo bien… ¿Era el mismo torneo en el que metiste dos goles en contra? -. Dije conteniendo la risa. Mientras observaba los ojos fijos de mi madre por el espejo retrovisor.
Mi padre comenzó a deglutir con mayor entusiasmo, el pequeño dejo de masas finas que llevaba acumulada le impedía justificar dicho acontecimiento.
-Nono, el tema era que, como capitán del equipo mi estrategia era… -. Comenzó mi padre a contar absolutamente todos los detalles, infundidos secretamente, que estaba eximido de culpas, por haber concedido dos goles para el otro equipo.
Mi madre lejos de fastidiarse, procedió a ser mi cómplice para manchar dicha historia.
-Claro que me acuerdo. ¡Pensaste que estabas en la final del mundo y te creías el mismísimo Lionel Messi! ¡Un papelón! –.
-No es cierto, yo, como capitán. ¡Tenía que hacerle entender al equipo que de ganar la final íbamos a comer un asado completo! ¿Qué motivación más grande que esa? -. Finalizaba la oración mientras se acariciaba la barriga.
Entre risas y acotaciones, observaba la llanura que nos inundaba con su color verde y algunos matices color ocre.
Mi mamá buscaba sintonizar cualquier radio con el objetivo de acallar todos los detalles futbolísticos que todos conocíamos y, aun así, mi padre, buscaba la forma para describir más detalles de carácter inverosímil.
Toda esta secuencia, es la que veo mientras cierro los ojos y le pregunto a mi hijo – ¿Te conté la historia en la que tu abuelo salió campeón de un torneo de fútbol en la que hizo dos goles en contra?-.
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