Hoy, por primera vez en mi vida, voy a ir en coche compartido.
En el formulario meciono que no me gusta hablar mucho. El conductor, por el contrario, dice en su perfil que es hablador.
Llego 10 minutos antes al punto de salida y miro todos los coches a ver si lo veo. Espero 15 minutos y, por fin, llega. Me acerco y le pregunto al chico si es el de BlaBlaCar, y me dice que sí. Me subo en la parte de atrás del coche, ya que en la de delante hay otro chico. Miro el móvil, esperando que no me den conversación. El conductor me pregunta cómo me llamo y si estudio o trabajo. Le respondo educadamente y les pregunto, vagamente y con poco interés, lo mismo a los dos.
Los dos son extranjeros árabes; no sé por qué, pero me crea un poco de desconfianza. Proseguimos el viaje en silencio. El conductor dice de parar en una gasolinera, a lo cual yo ni contesto. Cuanto más rato llevo sin hablar, más incómodo se me hace hacerlo de nuevo con ellos.
Paramos en la gasolinera y, como los dos se bajan, yo también aprovecho para ir al baño. Cuando voy a salir, no puedo abrir el pestillo y hasta me rompo una uña.
Empiezo a chillar para ver si las señoras que hay fuera me ayudan, pero de repente se callan todas. No sé qué hacer y me empiezo a agobiar. Después de volver a intentar pedir ayuda sin respuesta (sé que me oyen porque por debajo de la puerta veo sus pies), decido avisar al conductor del coche contándole lo sucedido. ¡Me da una vergüenza!
En menos de un minuto escucho a los dos chicos detrás de la puerta. Me dicen que me aparte y tiran la puerta abajo; casi me aplastan, pero no me ha pasado nada. Les doy las gracias y salgo del baño; están todas las señoras mirando, ni siquiera se han dignado a ayudar. Es más, algunas miran mal por el escándalo.
Vamos hacia el coche después de que los chicos me pregunten un montón de veces si estoy bien. El resto del trayecto lo pasamos hablando y la verdad es que son personas muy interesantes y amables; me arrepiento de haberme guiado por mis prejuicios. A partir de ahora, voy a ser más simpática con los desconocidos; prefiero ser como estos chicos que como las señoras del baño.
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