—¿Y a qué te dedicas?
Bruno llevaba horas conduciendo ante un paisaje monótono pero soleado. Compartía su viaje de Blablacar con Maribel, a quien trataba de sacar del teclear frenético en su pantallita.
Al principio, no le dio importancia. “Algo urgente tendrá”. Pero a medida que Maribel dejaba todas sus preguntas sin respuesta, a Bruno le costaba respirar aquel aire cargado.
—Pues, en tal caso, te digo a lo que me dedico yo. Soy mago —acto seguido se apropió del iPhone 18XPlus y lo hizo desaparecer por la orilla de la carretera.
—Pero, ¿Qué hacessss?
—¡Quién lo iba a decir! ¡Si tienes voz!
Maribel, más viva que nunca, sintió como la sangre hervía por todo su ser. Iba a tirarse sobre el volante, para estrellarlos a los dos contra una arboleda. Entonces, Bruno pronunció “Y ahora, cuéntame tu vida” en un tono tan hipnótico que a Maribel se le nubló la vista, su cuerpo se destensó y cayó en trance.
—Soy secretaria en un pequeño negocio desde hace diez años.
—Ya. ¿Sin aspiraciones?
—Ni ambiciones. Voy navegando de relación en relación, por miedo a morirme sola con diez gatos. Y no me gustan los gatos.
Las palabras brotaron de su boca sin control, como pensadas por otro ser y puestas en el suyo.
—Pero puedes estar tranquilo —dijo, recobrando la cordura—, que no me conformo con cualquiera.
—Si la velocidad en tus relaciones es la misma que empleas en teclear, ahí está tu problema. Las cosas auténticas exigen paciencia, tiempo y dedicación. Paciencia, tiempo y dedicación.
—Pero ¿tú quién eres?, ¿el mago pop postsocrático?
—Algo así.
—Pues déjame que te diga: yo no necesito ni magia ni filosofía.
—Todos lo necesitamos. La magia nos libera de la crueldad de la Existencia. La filosofía nos da nuestro lugar en el Mundo.
Maribel tragó saliva.
—Y—dijo tímidamente—, ¿Por dónde empieza una para encontrar su lugar en el Mundo?
—Abriéndose a un mago en un Blablacar, es un buen comienzo.
—De paciencia, tiempo y dedicación deberás hacer prueba tú para que yo me abra de verdad. Pero, sobre todo, unos dos mil euros de indemnización por el homicidio doloso a mi iPhone 18XPlus.
—Antes de ser mago, era bróker. Vivía absorto en el mundo irreal de mi propia pantallita. Hasta que un día, algo hizo que me liberará. Porque, Maribel, con esta pantallita —dijo, sacándose el iPhone 18XPlus de la manga— tu mundo se agota.
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