Mentiras y más mentiras

Mentiras y más mentiras

GeraldineArroyo

27/10/2024

«¡Ay, ay!» exclamó María mientras Saúl le hacía cosquillas en el cuello. Ambos estaban en un coche, discutiendo cómo anunciarían a sus padres que habían decidido casarse. Las familias de ambos se conocían desde hacía 30 años y siempre los habían fastidiado diciendo que algún día se casarían. Sin embargo, tanto María como Saúl siempre afirmaron que eso nunca sucedería, ya que solo se veían como amigos. Pero la vida suele dar sorpresas, y este fue uno de esos casos. A los 21 años, ambos recibieron esa “cachetada” que da el destino y terminaron enamorándose.

Mientras conversaban en el coche, discutían la mejor manera de hacer el anuncio y cómo podrían lograr que sus padres quedaran verdaderamente sorprendidos, en lugar de que simplemente dijeran: «¡Lo sabíamos! ¡Se los dijimos!». Entonces, a María se le ocurrió una idea y le dijo a Saúl: «Oye, ya sé. Vamos a estacionarnos detrás de la casa, donde ahora están reunidos nuestros padres. Sacamos unas cervezas del coche, fingimos que estamos borrachos, nos peleamos fuerte… y, al final, nos besamos. ¡Eso los sorprenderá! ¿Qué te parece?»

Saúl respondió: «No, se me ocurre algo mejor. Llamamos a ese amigo tuyo y a esa amiga mía, y los presentamos como nuestros prometidos. ¿Qué opinas?»
«¿Estás loco?», reaccionó María, «¿Acaso quieres reemplazarme con tu amiga? ¡Yo jamás haría eso contigo!».
«Es solo un juego, no te preocupes», dijo Saúl, «sabes que te quiero, ¿cómo puedes pensar eso?». Y así, empezaron a discutir sobre quién tenía la mejor idea.

Finalmente, al estacionarse, seguían discutiendo. Saúl, cansado, miró a María y dijo: «María, ya basta. Solo digámosles la verdad, sin juegos». María lo miró con el mismo cansancio, tomó la mano de Saúl y lo besó dulcemente. Lo que no sabían era que sus padres ya los estaban observando desde la ventana. Entonces, las madres de ambos, con una sonrisa, exclamaron: «¡Era de esperarse!».

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