Ni bla bla ni car,
solo os escribo por la pasta, bueno y porque soy Joan, sordomudo como
mis dos compañeros de viaje, Ian y Violeta, y de algún modo he de
narrar. Lucía, patrona, nada impedida, se puso el cinturón y nos
mostró alto el pulgar derecho, repartí mis ojos copilotos entre su
sonrisa de perfil y sus jóvenes tetas por el hueco de la camisa.
Miré atrás, Ian metía la lengua y casi los dientes en boca de
Violeta, esta le bajaba la bragueta buscándome con la mirada
torcida. Lucía, fría aún, chequeaba el cuadro de mandos
parpadeante. Accionó la llave, dos, tres muchas veces, y pareció
rendirse y me miró seria soplando el mechón que le tapaba la boca,
volvió a posársele como proponiendo unirse al silencio. Miró el
espejo, tardó en llevarse la mano a la boca, me imaginé lo que
debió escapársele entre los labios: ¡sácasela vamos! pasó de
morderse el labio a chuparse el dedo. Fuera empezó a llover
precipitando la noche, me daba corte mirarles pero el retrovisor…
maravilloso chivato, Violeta le hacía una mamada e Ian se sujetaba
la cabeza con las manos, los hilos de lluvia se deslizaban inquietos
y callados por el vidrio delantero ¡Qué desazón! ¡Anímate y
bésala gallina de mierda! Casi me asusté cuando la mano de Lucía
agarró mi nuca y me acercó un beso, corto y cogió el móvil, se
puso a escribir, paró para colocarse el mechón tras la oreja. Sentí
vibrar mi móvil apoyado en la entrepierna, cosquilleándome el pene
hinchado: ¡vamos a mi casa, los cuatro, a tomar por culo! emoticono
de guiño de ojo. Tiré del pantalón que Ian tenía por los
tobillos, elevó los párpados y le señalé el móvil, Violeta
seguía con los ojos cerrados, marcando pómulos. La lluvia
resbalando nos camuflaba de los fugaces transeúntes. Ian la apartaba
por los hombros pero ella se resistía, luego se besaron
preseminalmente. Miraron los móviles y después a nosotros, mirada a
cuatro suspendida en condensación de fluidos y fuego, de corazones
en boca, y por fin nos echamos a reír, en silencio y con la polla de
Ian saltando de alegría. Ya salíamos mojados del coche y
envalentonados pusimos un bote de cincuenta euros para pillar comida
y botellas, y otros 50€ para perico y otros 50€ para más perico,
bla bla…
Tío, si gano les
invito al Ave.
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