La entrevista era mañana. El trayecto sería largo pero la posibilidad de cumplir ese sueño hacia que todo valiera la pena. Escribí en la aplicación Valencia – Madrid y confirmé uno que me venia bien con una tal Carmen Zapata. Llego y al reconocer la furgoneta amarilla que me decía la aplicación, me acerqué. Ahí estaba ella. Llevaba una mochila puesta y varios globos en la mano que luego dejó en el asiento de atrás del auto. Noté en su cara un tono de piel muy blanco, como si se la hubiese empolvado y las mejillas pintadas con un circulo rosa en cada una , tambien algunas pecas, que a mi entender parecían pintadas con crayón. Le extendí la mano y me presenté: “Mariana” le dije y me respondió “Zepineta” ¡la que va siempre en furgoneta! Pero para los amigos Doctora Zepi. Lancé una carcajada y no se si ella notó en mi cara alguna desconfianza pero enseguida me dijo : «Ése es mi nombre artístico, “Soy Carmen zapata, quédate tranquila que en cuatro horas estamos en Madrid”. Suspiré y nos subimos al auto para emprender el viaje. Me contó que era payasa, y mientras escuchamos como se explotaban dos globos en el asiento de atras, sacó de la guantera del auto una nariz roja y me la regaló. Tambien me dijo que era música y usaba la guitarra para sus eventos con niños. Me contó que una vez un niño le rompió una cuerda pero que su fastidio no duró mucho, ellos eran sus personas favoritas y no lo podía evitar. Nos reíamos recordando la imaginación de los pequeños en sus espectáculos. Cuatro horas hermosas de anécdotas, café y alguna mala palabra al auto de enfrente. Nos reíamos de sus eventos desopilantes, sus amores promiscuos y sus inventos. Me conmoví cuando recordó conmigo su labor en el hospital como payamédica. Artista. Su escenario era ella e iba con sus obras a todos lados. Muy apasionada ¿En qué instante fue que se curó de algunas tristezas infinitas que vivió? Fue un viaje mágico que me dejó latiendo el corazón y hoy lo quise recordar. Cuando llegamos a destino ella me pidió que la ayude a explotar los últimos globos y me deseó suerte en la entrevista. Yo le pedí que me recete algo. “Dos pastillas de rosquillas con cosquillas cada dos horas me escribió”. Gracias Carmen, mejor dicho… Doctora Zepita.
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