Bla Bla Car me ha cambiado la vida, así, sin más. Conseguí un trabajo con el que llevo soñando tiempo pero lejos de donde vivo y sin la ayuda de esta aplicación económicamente no podría haberlo empezado. Gracias a ello cada día conozco gente nueva e historias inéditas que hacen que el trayecto sea ameno, lleno de risas y grandes reflexiones entre personas que comparten unos kilómetros juntos y que, probablemente, no se vuelvan a encontrar. He escuchado muchas reflexiones sobre diferentes aspectos a los que yo llamo la «vida adulta» pero sin duda la mayor angustia y preocupación es la vivienda y, en concreto, el alquiler. En uno de mis viajes se subieron dos chicas encantadoras, las dos tenían una vida parecida y eso nos llevó a una reflexión interesante. Pusimos nuestras inquietudes en común y las tres compartíamos el tener una vida con trabajos múltiples, con comienzos con nuestras parejas y con agobios varios. ¿Nos gusta trabajar de lunes a domingo sin descanso en diferentes sitios? Pues no pero… ¿Nos queda otra? Pues tampoco. Para esos nuevos comienzos con un sueldo básico en un trabajo básico no es suficiente, pero ni nuestro ni por parte de nuestras parejas ya que el alquiler se lleva prácticamente un sueldo completo y… ¡Que suerte que una de las tres teníamos una pequeña terraza en casa! Eso, a día de hoy, es todo un lujo.
Cuento esta pequeña reflexión como puedo contar las que surgen cada día en el coche sobre este tema, chicos universitarios agobiados porque las becas no llegan y a sus padres no les da para más, personas jóvenes como yo que emprendemos una vida «independiente» en la que nos vemos obligadas a trabajar cada día de la semana si quieres que además de pagar el alquiler te quede algo para una cena fuera de casa o profesores interinos que prefieren estar más de doce horas fuera de su casa y montarse en un coche compartido a trabajar solo paga pagarse el alquiler del piso en el destino que les haya tocado. Y por todo ello, me quedo con las risas en cada conversación sobre las peculiaridades de cada uno de nuestros caseros, de las rarezas de compartir piso con gente alternativa a la cual terminas cogiéndole mucho cariño y de lo ingeniosos que pueden llegar a ser nuestros segundos trabajos. «Cuando la necesidad aprieta, la creatividad aflora».
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