No hay plata

-Vamos, Juan. Todo listo-

-Vamos. Cinturones de seguridad delanteros, mío y de Alberto, colocados. Atrás, este auto no tiene, asique, vos José, agárrate de donde puedas. La carta de porte está en la guantera. Espero que Alberto, esté cómodo-

-Seguro. Parece dormido-

-Porque, te digo José, no hay nada peor que un viaje de una hora, en una posición incómoda-

-Tienes razón, Juan. Pero no te preocupes, él, con el asiento totalmente reclinado, está bien-

-Para colmos, es una ruta con muchos pozos –

-Los sacudones, parecen no importarle. Sigue planchadito-

-Es como dicen: “el carro, andando, acomoda los melones”-

-Acomoda todo, melones, sandías, limones, huevos…-

-No, José, los huevos se destrozan entre sí, porque son muy frágiles-

-Pero es algo así como, “no hay mal, que por bien no venga”, ¿no te parece, Juan?-

-Puede ser, pero no lo entiendo-

-Es fácil, gracias a los pozos, la mercadería se acomoda sola-

-Con ese criterio, en lugar de pavimentar las rutas, dejemoslas de tierra y agregué mosles piedras, para mejorar la estiba-

-Claro. Por ejemplo Alberto, debe tener todos los huesos y órganos, en sus debidos lugares-

-Sí, pero tiene un olor insoportable-

-Aaaa. Esa es otra cuestión. No estamos hablando de tu olfato.

-Quién hubiera dicho que iba a acompañar, al mejor chofer de ambulancias, sin ambulancia-

-Yo nunca imaginé trabajar, con el mejor camillero, sin camilla-

-Lo único que me molesta un poco, es el olor fuerte de Alberto. Ahora en verano, con las ventanillas abiertas, no hay problemas, pero en invierno es inaguantable-

-Algunos transportan pescados, otros cerdos, alguien guano. Cada cual, tiene su karma. ¿Por qué lo bautizaste “Alberto”?, Juan-

-Porque hoy, hubiera cumplido años mi papá. Pero, no sé cómo se llama. En la guantera está el remito. Fíjate, José-

-¿Para qué? A esta altura, ya no tiene importancia-

-Pero lo que no entiendo, es porque nos mandan en este viejo automóvil, a llevar un cadáver, del hospital a la morgue, para que le hagan la autopsia-

-Porque no hay plata, Juan. No hay plata. Algún día, cuando nos jubilen, comprarán el vehículo adecuado-

Fin

José Antonio Lesta

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