Era el verano de 2014. Mi amigo Juan y yo decidimos ir a Barcelona a ver a nuestro amigo Pablo que estaba trabajando allí y, cómo no, decidimos ir en BlaBlaCar. Salimos de Valencia temprano, con el sol recién despuntando, listos para las horas de carretera. En el coche nos acompañaban dos pasajeros más, a los que habíamos recogido en diferentes puntos de la ciudad. Uno de ellos, un tipo simpático llamado David, nos contó que iba a una boda en Barcelona. La otra pasajera, Laura, era más callada y se había quedado dormida casi al instante.
Para amenizar había llevado un pen con un mix que habíamos bautizado como «Total Verano Mix». Era un recopilatorio épico que habíamos creado a lo largo de varios años con las mejores canciones de verano como «La canción del velero», «Yo quiero Bailar» o «El Venao».
A medida que avanzaba el viaje, la atmósfera se volvió más relajada y David, el tipo de la boda, empezó a tararear las canciones. Conforme iban pasando los temas más se iba enamorando de ese pen. Hasta que finalmente nos confesó que quería que esa playlist sonara en la boda.
Eran otros tiempos y no era tan fácil compartir música así que estuvimos una hora pensando ideas para poder hacer el traspaso. Parar en un locutorio, comprar un pen y pasar la música. Ir a casa de nuestro amigo y pasar el pen a un CD. Darle el pen y que nos lo enviara de vuelta por correo postal.
Finalmente, Juan y yo nos miramos y, aunque dudamos al principio —ese pen tenía demasiado valor sentimental—, al final decidimos regalárselo. Después de todo, ¿qué mejor manera de hacer que el «Total Verano Mix» brillara que en una boda con decenas de personas disfrutando al ritmo de nuestras canciones favoritas?
Al llegar a Barcelona, David se bajó con una sonrisa de oreja a oreja, prometiendo cuidar el pen como si fuera oro. No sabíamos si lo volveríamos a ver, pero, de alguna manera, la idea de que nuestras canciones iban a sonar en una boda nos hacía sentir que el viaje había valido más la pena aún.
Lo que pasó en Barcelona ya es otra historia, pero siempre recordamos ese viaje en BlaBlaCar como uno de los más divertidos y amenos que hemos realizado.
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