Un crimen…casi perfecto

Un crimen…casi perfecto

23 de Diciembre. Noche cerrada de invierno, viento, tormentas, caía el diluvio universal, una plaza reservada por una mujer. Llego al lugar acordado para la recogida. Alguien me hace: «toc toc», en la ventana del copiloto y veo la siguiente escena, sacada de una película de Hitchcook: señor con gabardina larga, paraguas negro chorreando agua, bigote y barba poblada, maletín en mano y sombrero…. Sentí un microinfarto que me hizo cuestionar la respuesta a la pregunta que me hizo aquél señor tan extraño; ¿eres Esperanza? Tuve que decidir si era o no Esperanza…. Pero le dije si, poniéndome en manos de Dios y rezando…Este señor se subió al coche, se quitó la garbadina, cerró su paraguas, guardó su sombrero, secó su maletín y se presentó de forma muy educada. Se excusó diciendo que su señora esposa, a la que llamó para confirmar que ya se había subido el coche; era la que había realizado la reserva para que el viajase conmigo. Empezamos el viaje, bajo una manta de agua tremenda… Este señor que dijo que estuviera tranquila, que fuese despacio, que no tenía prisa…(para cometer mi asesinato pensaba yo¡¡) En cada tramo del viaje, yo pensaba, ya está en esta curva este señor saca su cuchillo y adiós a mi vida… Llamó a su esposa varias veces para avisar de que el trayecto iba bien… (la que no iba bien era yo, que iba muerta de miedo) Si el estaba asustado por la lluvia mas asustada estaba yo por su extraña apariencia. Debía de ser enterrador, sepulturero o sacerdote, porque no había ni una huella de color en su atuendo. Al pasar por una gasolinera cerrada me aconsejó para porque cada vez llovía mas. Yo me negué en absoluto pensando, ya está, aquí llevará a cabo su misión, y sin testigo alguno me meterá en el maletero a trocitos como un filete¡¡¡ «Sigamos adelante», le dije yo, mientras este señor no movía ni un músculo de su cuerpo; claro, así no dejaba caer ni un pelo, y no dejaba huellas en mi coche…La verdad que me estaba montando una película de terror de lo mas rocambolesca. Resultó que este señor, a pesar de su atuendo tan terrorífico, fue un pasajero normal y corriente, que solo quería llegar pronto a su casa, para ver a su señora esposa que había regresado de Ecuador y poder pasar juntos la Noche Buena…. Aprendí que las apariencias a veces juegan malas pasadas.

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