Aquella tarde de otoño parecía más oscura y triste de lo habitual al salir del hospital. Había quedado en recoger a Mayra.
Definitivamente creo que el universo la puso en mi camino.
Cien kilómetros de viaje pueden ser tan largos y tan cortos según el día….
Por algún motivo el universo ha decidido que la persona que hace unos minutos acaba de fallecer en mis manos, vuelva a mi lado sentándose en el asiento junto al mío. Ella era luz en mi pesadumbre. Los kilómetros más preciados de mis viajes. Era su voz, que volvió para decirme que sin pena la vida era sólo eso, un viaje.
Las puestas de sol no son iguales en todas partes, y yo vi aquella tarde la más hermosa de todas .
La luz rosa antes de que el mundo se volviera tinieblas era Clara, me había dado la mano antes de dormirse para no irse sola. Tengo la certeza de que Mayra llegó para que mi viaje no fuera amargo y a través de sus palabras entendiera con claridad la percepción de lo que es la vida. No volveré a ver una puesta de sol como aquella. No volveré a tener paz como aquella tarde de otoño…
Llegamos a nuestro destino y nos despedimos para nunca más volver a vernos. El resto del camino hubo silencio. Y sin embargo, cuanto más hondo era el silencio, menos sola me sentía…
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