Destino que no acaba

La notificación de BlaBlaCar llegó al móvil de Laura mientras terminaba de preparar su mochila. Había conseguido un coche compartido hacia ese pequeño pueblo perdido en las montañas donde pasaría el fin de semana. Estaba acostumbrada a viajar sola, pero esta vez había algo distinto, una sensación en el estómago que no supo definir.

El coche llegó puntual. Al volante, un hombre de unos treinta años, barba bien recortada y una sonrisa tranquila. “Hola, soy Andrés”, dijo. Laura subió al coche con algo de timidez, notando que no era la única pasajera. En el asiento trasero estaba Carmen, una señora simpática que no paraba de hablar sobre sus nietos. El viaje comenzó con las típicas conversaciones cortas, pero Laura no podía evitar fijarse en Andrés a través del espejo retrovisor.

Las horas pasaron entre risas y anécdotas de viajes. Andrés y Laura descubrieron que tenían gustos similares: ambos eran amantes de la montaña, del senderismo, y de los libros de viajes. A cada kilómetro que avanzaban, Laura sentía cómo una conexión especial se iba formando, aunque se repetía a sí misma que era absurdo. Era solo un viaje compartido.

El destino se acercaba, y el coche tomó la salida hacia el pueblo. Laura sabía que el viaje estaba por terminar, pero sentía que no quería que llegara. Carmen fue la primera en bajar, despidiéndose con un «¡Hasta la próxima!». Quedaron solos en el coche. El silencio, que antes habría sido incómodo, ahora era cálido.

Finalmente, Andrés paró frente a la casa rural donde se alojaría Laura. Cuando bajó del coche, él también salió para ayudarla con la mochila. Se miraron a los ojos, y el tiempo pareció detenerse un instante. «Ha sido un buen viaje», dijo él, con una sonrisa.

Laura asintió, sintiendo su corazón acelerado. Justo antes de que él volviera al coche, se armó de valor: «Oye, ¿tú también vas a hacer senderismo este fin de semana?»

Andrés sonrió, esa sonrisa que la había atrapado desde el primer momento. «¿Quieres compañía?»

El viaje había terminado, pero la historia apenas comenzaba.