Fiesta rojo, piercing en el labio, pelo azul

Fiesta rojo, piercing en el labio, pelo azul

Esperaba en la acera con el macuto, sin poder creer en mi buena suerte, cuando el Fiesta rojo dobló la esquina.

—Hola, me llamo Inma.

—Encantado, yo Isra.

—Anda, ¡qué casualidad! —dijo ella.

Así empezó todo.

No era especialmente mona, pero el pelo azul y el piercing en el labio le daban un punto. Durante los primeros doscientos kilómetros no calló, me puso la cabeza loca hablándome de su ex, incluyendo intimidades que me hicieron sonrojar. Tuve que esperar al primer repostaje para hacerle la pregunta que me tenía intrigado desde que comencé a buscar conductor:

—Por cierto, Inma, ¿qué se te ha perdido a ti en Villagandul? ¿No serás de allí?

—Pues mira, Isra, ¿la verdad? —Y pegó un trago a la Pepsi que acababa de comprarse—. Ni lo conozco. Lo que pasa es que me sale más barato llevar a alguien donde sea y contarle mis movidas, que pagar un psicólogo. Y si encima es majete como tú… Pero vamos, que yo encantada de llevarte a tu pueblo.

Una loca. Me había tocado la conductora loca. Ya la podía imaginar descuartizándome en alguna carretera secundaria…

—¿Vamos? —me dijo abriendo la puerta—. No te has enfadado, ¿verdad?

Y, viendo la desolación que rodeaba la gasolinera, aparté las imágenes truculentas de la cabeza y me subí al coche.

La siguiente hora la cosa mejoró porque, una vez liberada de su carga emocional, empezamos a descubrir que teníamos bastantes cosas en común. Y yo, que aquel piercing le sentaba muy bien. No quedaban ni cien kilómetros para mi pueblo cuando se encendió la luz roja y el Fiesta dijo basta.

No entraré en detalles de cómo pasamos la hora que tardaron en aparecer las luces, que pensamos eran de la grúa. Ni de dónde estaba la ropa cuando descubrimos que no era la grúa, sino una nave alienígena buscando especímenes terrestres. Tampoco de cómo nos unió aquella experiencia, en la que aquellos bichos, tan simpáticos como depravados, nos pidieron hacer cosas que se han convertido en recuerdos memorables. No, no voy a hacerlo, os ruborizaríais.

Solo añadiré que, una vez depositados, amable y espectacularmente en el pueblo, entre el revuelo de los vecinos, decidimos que no estaría mal probar una temporada juntos.

Y ya después, vinieron nuestra hija, Inés, y nuestra gran idea. ¿Quieres conocernos?

www.i3-Me lo cuentas en el coche.road

…da igual dónde vayas, lo importante es lo demás… ¿te apuntas?

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