Un coche blanco

Zona del intercambiador de Atocha, llovizna y un frío que pela. Acarreo mi maleta, después de unas semanas de mierda por fin podre disfrutar de unos días junto a mi churri. «Esperando BlaBlaCar» escribo en nuestro WhatsApp,
guardo el móvil en el bolso del abrigo y me vuelvo a poner los
guantes «¡Qué frío! ¡ Qué asco de tiempo!» me digo en voz
baja. Esto está petado, claro que es el jueves y principio del
puente de Diciembre, coches que van y vienen, gentes acarreando sus
equipajes. Me estoy poniendo los cascos cuando otro coche blanco
pita, el conductor me mira, abre la puerta del copiloto y me hace
señales para que me acerque «Ana, ¿ verdad?». «Sí» le
respondo «sube que el tráfico es horrible» mientras me sonríe,
rápidamente me meto en el coche, está calentito dentro. «Siento
llegar con retraso, el tráfico» se disculpa. «Ya» le respondo
sin mucha convicción. En el asiento de atrás hay otra dos personas
más, un tipo con un gorro andino dormitando y otro con pinta de
becario. «Ya en el coche ¡ Qué peñazo de viaje me espera! Te lo juro» vuelvo a escribir mientras el conductor me dice algo. «Sí, perfecto» le
respondo sin prestar atención. En el coche suena Enya pero antes de
salir de Madrid el conductor lo apaga para centrarse en una discusión
metafísica profunda con el becario. Yo sonrió empáticamente al
conductor, que tostón escuchar al becario y su disección aburridísima, entiendo que el otro pasajero este en estado comatoso. «Este viaje no será aburrido, será lo siguiente» pienso. Así que me pongo los cascos y me enfrasco en el contenido de mi pantalla de móvil.

El conductor pregunta si está bien que me deje cerca de la estación de autobuses «Sí, sí, claro». En menos tiempo del que esperó detiene el
coche y anuncia «Ya estamos en Burgos». «¿ Burgos? Dirás
Valencia, yo voy a Valencia» le digo super cabreada. En ese momento un ruido estridente llega de su móvil anunciando un mensaje “Tío, me metí en un coche blanco pensando que iría a Burgos y estoy camino de Valencia ¡ Todos los coches son iguales! La suerte es que la peña del coche es super, todo el viaje cantando y riendo. Ana»