Marimén Ayuso

Tenía los ojos oscuros y la mirada infantil. De complexión delgada, sorprendían los brazos fornidos que se dejaban ver bajo la camiseta desgastada. Se llamaba Jose, pero prefería que usáramos el apellido, Aguilar. Aguilar a secas enfatizó en dos ocasiones durante el corto trayecto que nos llevaba a Igualada. Lo había recogido en el centro de Barcelona, igual que a la rubia de piernas interminables que se sentó decidida en el asiento delantero y no se dignó a iniciar una conversación con nosotros.

A medio camino, Aguilar bajó la ventanilla para encenderse un cigarrillo o tal vez solo para que le tocara el aire o se fuera el perfume intenso que desprendía la chica sin nombre. Ella en seguida se giró hacia atrás, señaló con el índice hacia la ventana para ordenarle que la subiera. A través del retrovisor, me fijé en la expresión sombría de Aguilar y en el chasquido que emitió a modo de respuesta. Se avecinaba una buena.

—No me da la gana —gruñó rompiendo el silencio solo roto por el ruido del motor.

—El aire me molesta. ¡Me despeina! ¿No lo ves?

Quise intervenir, pero pensé que el viaje resultaría entretenido si los dejaba discutir. Esta vez los doce euros que iba a cobrar, los valían.

—Que la subas, que me resfrío, maldito dictador —le volvió a increpar ella.

—Y yo me ahogo, tirana del pueblo.

—Tirano tú que actúas sin consenso electoral. 

—¿Qué consenso ni qué porras? Yo decido lo que mi cuerpo necesita.

Se enfrascaron sobre la libertad de expresión y de sexo, viajeros oprimidos, reparto justo del coste del viaje, tarifas según ingresos, los conductores también votan o viva Bla, bla car libre mientras intentaban convencerme de que tomase partido por la ventanilla bajada o por la subida. Así estuvieron durante dos o tres kilómetros hasta que ya no pude contener la risa y me desvié en una salida mucho antes de llegar al destino. Aparqué el coche en el acceso a un polígono y les hice bajar a los dos.

—Dejad de discutir, hay una cosa que no sabéis —la barriga dolía de tanto reírme— la ventanilla no tiene cristal.

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