Viaje para un reencuentro

Muchas parejas viven separadas por kilómetros y kilómetros de distancia. Mi pareja y yo somos una de ellas.

Es complicado no verse cada día o semana, pero, a cambio, los reencuentros son inolvidables. Nuestra distancia no supone un trayecto de más de tres horas y entre tantas conversaciones siempre surge el mismo tema: ¿cuándo será el próximo BlaBlaCar?

La tarde de un viernes cualquiera, concreté un viaje con Francisco, conductor frecuente de la aplicación. Resultó ser familiar de un amigo en común, ya que somos de la misma ciudad. Además, a mi lado se sentaba una simpática señora llamada Luisa e iba a visitar a su nieto recién nacido.

A mitad de trayecto, comenzó a sonar una música estridente que provenía del exterior. Bajamos las ventanillas del coche y resultó ser una banda de músicos con todo tipo de instrumentos, desde baterías hasta guitarras eléctricas.

Como pensábamos, era un grupo de rock en medio de la carretera.

Francisco: ¿Qué hacen estos “pintas” aquí en medio?

Luisa: No entiendo a estos jóvenes de hoy en día, con esas melenas.

Francisco: Conozco una vía de servicio. Buscaremos una gasolinera o una carretera secundaria para evitarlos.

Cuando Francisco intentó dar marcha atrás para evitar este repentino concierto en medio de las calles de nuestra ciudad, la banda comenzó a caminar hacia nosotros, aumentando su ritmo tanto musical como de marcha (mientras que a nosotros solo nos aumentaba el ritmo cardíaco). Efectivamente, nos estaban persiguiendo.

Al fin, tras conseguir despistarlos en un giro, encontramos una carretera secundaria (repleta de piedras) por la que escapar de la escandalosa banda de rockeros y al dar el último volantazo de dicha carretera:

Desperté al lado de Luisa, mi compañera de trayecto, la cual, casualmente, decidió comer frutos secos que desprendían un fuerte olor, que se impregnaba en el Fiat 500 de Francisco, a quien le encantaba mostrar a sus pasajeros la música de su banda de rock formada por amigos de la infancia.