Nerea, con 24 años, llevaba el volante con seguridad, conduciendo del sur al norte de España. A su lado, Elsa, con 60 años la observaba con una mezcla de curiosidad y ternura. El viaje era largo, pero desde el primer momento surgió una conexión especial entre ellas.
«¿Y tú, Nerea? ¿Algún amor loco?» preguntó Elsa, con una sonrisa pícara.
«Más que loco, uno sincero y real, raro en mi generación», respondió Nerea. «Y tú, Elsa, ¿alguna vez has estado loca por amor?»
Elsa soltó una carcajada. «A mi edad, nena, ya te vuelves más loca por la tranquilidad que por las personas. Pero sí, tuve mis aventuras… amores que dejan huella, pero me quedé con el mejor: el bombero navarro.»
El coche avanzaba por carreteras serpenteantes mientras compartían anécdotas de vida. Elsa le contaba a Nerea sobre su juventud, cuando las relaciones se sentían distinto, las cartas de amor eran físicas, no emojis.
Nerea respondía “las relaciones de hoy parecen fuegos artificiales: deslumbran un instante y se desvanecen rápido, mientras que el amor de mis padres es como una hoguera, alimentado día tras día, desde los 15 años, para durar toda una vida… yo quiero esto».
De repente, el teléfono de Nerea sonó. «Es mi yaya», dijo, y puso el manos libres. «¡Cariño, te he hecho leche frita de postre!», se escuchó una voz anciana y cálida. Elsa sonrió, disfrutando de la escena.
Minutos después, otra llamada. Esta vez, su madre. «Menú de hoy: Sopa, croquetas caseras y lubina ¡Ya puedes hacer hambre!»
Elsa no podía contener la risa. «Vaya familia tienes. Se nota que te cuidan mucho.»
Al llegar a su destino, Elsa decidió dejar un mensaje de voz: «Nerea, ha sido un milagro del cielo encontrarte en este viaje, eres un ser de luz maravilloso. Un angelito como tú aparece pocas veces en la vida. Gracias por la compañía y por recordarme lo bonito que es compartir, incluso con desconocidos.»
Nerea, conmovida, subió el audio a TikTok. Lo que no esperaba es que en cuestión de horas el video se hiciera viral. Más de un millón de personas lo vieron. La historia llegó a periódicos, radios y hasta programas de televisión. La gente decía que, en un mundo lleno de malas noticias, la historia de Nerea y Elsa era un respiro necesario. Tanto fue el impacto, que el relato del viaje ganó hasta un premio literario por su capacidad de conmover a tantas personas.
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