Cada uno de los integrantes de este heterogéneo grupo de viaje venían de una misma ciudad y se dirigían a otra. Hasta ahí podía encontrar semejanzas.
Viendo el reloj y las 4 horas de asfalto, pensé que indagar más en la historia de cada persona nos ayudaría a amenizar el trayecto.
-Bueno, ¿y a qué os dedicáis cada uno?.
Una funcionaria, un vigilante nocturno de centro comercial y un… bueno, mejor usaré sus mismas palabras:
¿Yo? Bueno probablemente os suene mi cara- A mi no me sonaba en absoluto y, a juzgar por las miradas que se asomaban con el retrovisor, a los otros pasajeros tampoco.
“¡Soy actor!” Dijo exclamando como si fuese Escarlata O’hara jurando no volver a pasar hambre.
Enseguida tratamos de atenuar la conversación con temas fútiles. Esto no pareció contentar a nuestro amigo y decidió tomar las riendas.
-¿Quién es la persona más rara que has llevado?- Dijo.
-Pues mira, llevo bastantes viajes. Es estadística. De vez en cuando toca algún raro, porque hay gente rara. El peor fue con un hombre que decidió descargar toda su conspiranoia en la conversación del viaje y llegó un momento que desee poder saltar del coche en marcha jaja.
Esta anécdota pareció entretener a la mayoría de mis pasajeros.
-Creo que puedo superarlo- dijo.
¿Puede superar mi anécdota con una mejor? Pensé esperanzado.
-Creo que puedo ser una anécdota aún peor- dijo muy digno y motivado por su nueva misión.
¿Pero qué clase de retorcido plan es este? ¿Quién le ha retado a nada?
El resto de integrantes pareció disfrutar el momento. Las carcajadas se contagiaron y comenzaron a sonar como graznidos. Los ojos de mis pasajeros, cada vez más abiertos, más rojos y llenos de una psicopatía impropia de lo que debía ser una tranquilo viaje en coche.
La funcionaria se aclaró la garganta y dijo -No vamos a ser tan malos, vamos a llevarnos bien.
Sonrió y me miró tratando de tranquilizarme. El vigilante nocturno sonrió y asintió respetando la decisión y compadeciéndose.
¿No vamos a ser tan malos?- Preguntó el actor.
El actor abrió la mochila que llevaba entre sus piés y sacó algo que nos puso a todos en alerta. De lo que vino después prefiero dejarlo a vuestra imaginación. Solo diré que hoy estoy aquí, la limpiadora y el vigilante también. Del actor no volveréis a saber nada.
Mi opinión: Mejor dejarlo así.
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