Un Sábado al mediodía mientras me despedía de mi familia para abordar el vuelo. Me sentía ansiosa por encontrarme con una amiga que había conocido por internet.
El viaje fue muy tranquilo y cuando llegué al aeropuerto de la Cdmx ella me esperaba con una enorme sonrisa. Ambas sentimos una conexión muy especial como si fuésemos almas gemelas. Y sin pensarlo, nos abrazamos. Ese abrazo fue un consuelo a la larga espera de los años para encontrarnos por primera vez.
Pedí un Uber y llegó en un par de minutos. Subí mi equipaje y ella me acompañó en todo el trayecto. Como era fin de semana no teníamos que preocuparnos por el tráfico, pero, aún así, el viaje sería largo de aproximadamente 1 hora y 30 minutos.
Empezamos a conversar desde cómo fue mi viaje el avión hasta que llegué a su ciudad mientras ella me contaba cuánto tiempo se había tardado en maquillarse y el esfuerzo enorme que hizo por llegar a tiempo.
El trayecto se hacía cada vez más interesante porque iba conociendo plazas y puentes principales y mi amiga me hacía sentir como si estuviese en un tour explicándome con lujo de detalle, me sentía como si fuese una pasajera VIP.
Cuando llegamos a mi hotel dejé mi equipaje y fuimos a almorzar la comida típica de ahí: Tacos de canasta. Después visitamos el museo de Bellas Artes y fuimos al zócalo también. Luego nos subimos al metro y fuimos a su casa. Ese mismo día me pidió ser su novia y yo acepté con mucha emoción y ella decidió contarle a sus papás y ellos me aceptaron. Ellos me dijeron que podría quedarme a vivir ahí porque ya era parte de la familia entonces yo acepté y decidí cambiar mi vida dejando atrás mi miedo.
Y al final, logramos juntar suficiente dinero para comprar una casa, adoptamos una hija y nos casamos después. Ese viaje cambió mi vida por completo y no me arrepiento de ello, realmente soy muy feliz.
Posdata: Aunque realmente si viajé a la Cdmx, gran parte de ésta historia es ficción pero me hubiese gustado que fuese real.
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