Son momentos valiosos pero raros para mí, casi no veo a mi familia, así que cuando viajamos juntos suele ser por algo grave o importante; sin embargo, eso no impide que en el viaje nos pongamos a jugar entre nosotros. Desde escuchar como padres molestan a sus hijos con sus novias, el como no importa que tanta comida llevemos para el viaje, siempre terminamos parando en alguna gasolinera para volver a resurtir nuestras maletas de dulces, botanas o algún refresco, incluso las peleas que hemos llegado a tener por pedir cambios de asiento en el carro.
Recuerdo con cierta nostalgia esos viajes que hacíamos cada vacaciones de verano, no porque ya no los hagamos, simplemente que por ser más pequeños era más fácil acomodarnos al momento de dormir en el carro, ahora es más probable que terminemos con dolor de espalda y cintura por intentar dormir, (aunque admitir que te duele algo siempre va a terminar en bromas sobre nuestra edad).
Estos momentos son muy lindos para mi, y aunque solo estoy contando pequeños fragmentos de estos viajes, lo cierto es que lo hago por ser egoísta, mis mejores y peores momentos los viví en un auto en medio de una carretera, y es algo que más allá de mi mente no quiero soltar.
Esos fugaces momentos en los que solo me quedaba despierta yo y la persona que conducía mientras de fondo sonaba alguna canción que solo estaba puesta por aleatoriedad de nuestra lista de reproducciones, eran momentos agradables; también recuerdo esos consejos y palabras de aliento que me brindaron cuando sufrí un ataque al recibir una noticia muy mala mientras regresábamos de ese viaje.
Las veces que mis ojos se llegaron a maravillar con los hermosos cuadros que la naturaleza le brindaba a nuestras miradas en cada tramo de esa carretera.
Podría seguir con esos momentos toda mi vida y vivirlos mil veces más, al final, en cada viaje nada es igual, siempre hay algo que cambia, para bien o para mal siempre hay algo nuevo por lo que vamos a poder platicar o jugar en el camino, muchas veces ni siquiera nos importa mucho el destino, simplemente disfrutamos nuestra compañía en el trayecto.
Este escrito es una pequeña reflexión propia sobre lo que significa el viajar en compañía de alguien en un carro, donde solo la carretera es lo único igual de ida y de regreso.
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