Era mi primera vez compartiendo coche, y todo parecía ir bien hasta que recogimos al último pasajero: un tipo alto con un sombrero de paja y una barba tupida. Se llamaba Fabián, pero pronto descubrí que todos lo llamaban “el filósofo”. Nos saludó con un “hola” profundo, como si cada palabra que dijera estuviera cargada de siglos de sabiduría.
—Así que… ¿todos listos para este viaje existencial? —preguntó mientras cerraba la puerta.
Nos reímos, pensando que era una broma, pero resultó que no lo era. Apenas habíamos avanzado unos kilómetros cuando empezó.
—¿Alguna vez os habéis preguntado qué es realmente un viaje? —dijo mientras miraba por la ventana. Nadie respondió, pero él siguió hablando—. No es solo un desplazamiento físico, amigos. Es una metáfora de la vida. El coche es como nuestro cuerpo, y el destino… bueno, el destino es incierto.
Nos miramos incómodos, esperando que alguien cambiara de tema, pero el conductor, que parecía disfrutar del discurso de Fabián, le siguió el juego.
—¿Y el combustible? —preguntó el conductor, sonriendo por el espejo retrovisor.
—¡El combustible es el alma! —exclamó Fabián, entusiasmado—. Sin ella, no podemos avanzar.
El resto del viaje fue una clase de filosofía improvisada. En cada curva, Fabián encontraba una nueva lección de vida. Cuando un coche nos adelantó, él suspiró y dijo:
—¿Veis? Ese coche es como la ambición desmedida. Siempre habrá alguien que quiera llegar más rápido, pero… ¿a qué precio?
Intenté concentrarme en mi móvil, pero no pude escapar de su discurso sobre el paso del tiempo cuando el reloj del coche marcó las tres de la tarde.
—El tiempo es relativo, como dijo Einstein —murmuró, mirando el reloj con aire de sabio—. ¿Tres de la tarde según quién?
Finalmente, llegamos a nuestro destino. Al bajar del coche, Fabián me miró fijamente y dijo:
—Recuerda, compañero, la verdadera llegada no está en el destino, sino en lo que aprendemos en el camino.
Me quedé mirándolo sin saber qué decir. Cerré la puerta, agradecido de que el viaje, filosófico o no, había llegado a su fin.
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