Kilómetros de verdad

Kilómetros de verdad

Cristina López

30/09/2024

Cristina, una psicóloga de 25 años decide ofrecer un viaje de BlaBlaCar hacia su ciudad natal, donde pasará el fin de semana con su familia. La única pasajera es Sofia, una mujer de 45 años que sube al coche con energía y ganas de entablar una conversación. Desde el inicio, Sofia mantiene un tono alegre por lo que la charla fluye entre ambas intercambiando detalles sobre sus vidas. 
 Cuando Sofía se entera de que Cristina es psicóloga, no duda en pedirle consejo. “Me divorcié hace unos años, tengo dos hijas y custodia compartida. Hace unos meses conocí al que creo que es el amor de mi vida”, cuenta con el brillo en los ojos de las personas que están ilusionadas por algo. 

“¡Que bien! Me alegro mucho, seguro que es un hombre genial” responde Cristina con entusiasmo. 

“Si, lo es..” responde de forma algo triste. “Solo que, hay cosas que no entiendo y no sé si están bien. Por ejemplo, el otro día me borró todos los contactos del movil excepto los de mi familia. Dice que no debo hablar con otro hombre que no sea él. Incluso encargó una nueva tarjeta SIM, para que él decida quien puede tener mi número”

Cristina siente un nudo en el estómago, reconoce las señales de una relación controladora, pero quiere abordarlo con cautela. Le hace preguntas y Sofía, cada vez más confiada, revela otros detalles alarmantes: su pareja se enfadó por saludar a un vecino, discutió con un camarero por ser amable con ella y está empezando a controlar la ropa que usa.

Cristina, manteniendo la calma, le dice: “Sofía, sé que al principio todo puede parecer perfecto, pero estas son señales preocupantes. Este tipo de control no es amor ni protección. Es abuso.”

Mientras recorren los kilómetros, Sofía empieza a procesar sus emociones y a revisar las conductas de su pareja. Lo que comenzó como una ilusión se convierte en una revelación. El brillo en sus ojos se apaga lentamente, reemplazado por una mezcla de tristeza y comprensión.

Al llegar al destino, Cristina aparca el coche y, con una voz suave pero firme, le dice: “No estás sola. Mereces ser feliz y esta relación no es el camino para ello. Estoy aquí para ayudarte.”

Sofía, al bajar del coche, siente que algo dentro de ella ha cambiado. Mientras cierra la puerta, deja atrás más que el vehículo: deja una parte de su vida que ya no quiere cargar más.

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