Cuando la poesía golpeó a Luna

Cuando la poesía golpeó a Luna

LuDeFeV

01/10/2024

Mi Citroën C4 coupé, al que llamaba cariñosamente «la flecha plateada», me permitió vivir grandes momentos en una corta etapa de mi vida, cuando vivía en Montpellier y realizaba con cierta frecuencia el trayecto entre esta ciudad y mi Valencia natal. Compartir el viaje permitía financiar el combustible y los peajes, cuando éstos aún estaban en vigor entre La Junquera y Sagunto.

Así fue como coincidí con Luna y Sophie.

Luna había sido alumna en el centro donde yo había trabajado el año anterior, aunque no en una de mis clases. Ocupó el asiento delantero. Sophie era una joven un poco mayor que Luna y mucho más serena. Nunca hubieran tenido la oportunidad de conocerse y pasar siete horas juntas sin este viaje. Y ninguno hubiésemos tenido la oportunidad de vivir un momento tan mágico como el que se produjo allí, en el interior del habitáculo de «la flecha plateada».

Por deferencia al lector, diremos que nos encontrábamos en algun punto ya pasada Barcelona, antes de llegar a Tarragona. La conversación versaba sobre los estudios, y de allí había pasado a la poesía. Para Luna, la poesía era algo sin sentido. En su mundo, no había espacio para la poesía, o al menos eso pensaba ella. Hasta ese momento. Cuando Sophie, con toda la buena intención del mundo, apareció entre nuestros asientos y dijo que ella conocía un poema de memoria. «Demain dès l’aube», de Victor Hugo. Escrito en recuerdo de su difunta hija Léopoldine. Y propuso, tímidamente, recitarlo en voz alta si así se lo permitíamos. ¿Y por qué no?, dije yo. De acuerdo, accedió Luna.

Sophie, con la entonación propia de quien estuviera escribiendo esas líneas desde lo más profundo de su corazón, entonó con voz melodiosa los versos que componen el poema, empezando por ese tiempo incierto, «mañana, desde que salga el sol», y nos sumió en un silencio maravillado, emocionándonos con aquella sublime demostración del poder de la poesía. En la expresión de Luna apareció el asombro ante la inmensidad de lo que acababa de descubrir gracias a la voz dulce de Sophie. Yo hubiese aplaudido si no hubiera tenido entre las manos el volante.

Eso sucedió en un viaje como otro cualquiera, y tantos años después, aún sigo recordando, agradecido, el momento en que fui testigo de cómo la poesía golpeó algo en el interior de Luna. Gracias a la maravillosa voz de Sophie.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS