Volví a mirar el reloj solo para confirmar que llegaría puntual.
Las dos chicas que ocupaban los asientos traseros comentaban animadamente
sus planes para esa noche de viernes en Málaga. Yo viajaba por un
motivo completamente distinto pero compartir ese rato en el coche
hacía que se me contagiase la emoción por llegar.
-Si necesitáis ir al baño podéis aprovechar la parada -les comenté
distraída mientras buscaba nuestra conversación en el chat de la
aplicación.
-Estamos bien. Gracias, Patricia.
Les sonreí a través del espejo antes de bajarme del coche.
Aquella gasolinera Bp era el punto de recogida mejor ubicado en Estepona pero
aún así me sorprendió la cantidad de personas que había allí con
sus maletas, esperando el coche de su viaje en Blablacar.
No me dio tiempo a teclear un nuevo mensaje cuando un chico se acercó
con prisas arrastrando su equipaje.
-Hola, ¿Juan Carlos? -quise confirmar. Su perfil no tenía foto de usuario
y, además de un listado de buenas opiniones, aparecía que tenía
veintiocho años pero… yo al chico que tenía delante no le hubiese
echado más de veinte.
Asintió esperando que yo abriese el maletero del coche.
-El equipaje debía de ser pequeño para que no hubiera problemas de
espacio -le comenté reorganizando el equipaje de las otras dos
pasajeras para poder meter su enorme maleta -. Te he reservado el
asiento del copiloto ya que me reservaste el primero.
-Genial, muchas gracias -me respondió antes de seguir mis indicaciones -.
Hola, soy Juan Carlos -saludó a las dos chicas.
Me estaba poniendo el cinturón cuando mi móvil comenzó a sonar
notificándome una llamada entrante.
-Hola, ¿Patricia? Soy Juan Carlos. Estoy en la Bp de Estepona. ¿Por dónde
vais?
Me quedé muda. Volví la vista hacia el asiento del copiloto y miré a
Juan Carlos sentado a mi lado.
-¿A dónde viajabas tú?
-Necesito que me dejes en la estación de trenes de Antequera.
-Yo no viajo a Antequera, este es un Blablacar a Málaga.
Aquel chico se llamaba Juan Carlos pero había reservado un viaje a las
doce y cuarto en otro coche. Era la primera vez que usaba Blablacar y
se había confundido.
-¡Qué casualidad! -me reí, realmente divertida por la situación -. En tu
próximo viaje, antes de subirte al coche, siempre debes confirmar el
nombre del conductor.
-¡Casi viajas con nosotras a Málaga!
-Y yo me habría quedado en tierra…
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