Destinos cruzados en un coche
Con Alberto se ocupaban casi siempre todos los asientos del coche, ya que era altamente apreciado en las reseñas de BlablaCar.
Aquel día fue diferente ya que únicamente una chica se había apuntado al viaje, una mulata llamada Yasmín. A Alberto le gustaba utilizar BlaBlaCar porque, aparte de economizar en los viajes, le brindaba la oportunidad de conocer gente interesante. Con una entretenida conversación conseguía que el viaje se hiciera más ameno, así que pensó que podría charlar con ella durante el trayecto.
Pocos minutos antes de la hora fijada vio a Yasmín acercarse sonriente, con una mochila en la espalda. Tras las presentaciones y dejar el bulto en el maletero, le ofreció elegir un asiento de su gusto, acomodándose finalmente ella en los de atrás. Con todo ya dispuesto, suavemente Alberto inició la marcha.
Después de unos kilómetros en silencio, le preguntó si era española, a lo que ella respondió que no lo era, sino cubana. Alberto comenzó entonces a hilar una conversación preguntándole sobre temas comunes referidos a su país de origen, tales como política, historia, naturaleza, etc.
En un momento dado, Yasmín le preguntó si había estado visitando Cuba en alguna ocasión, a lo que él replicó que no, pero que en el pasado alguien de su familia sí lo hizo. Fue su bisabuelo Rafael, obligado por las circunstancias ya que debió participar en la guerra de Cuba. Con el grado de sargento, estuvo combatiendo en la provincia de Camagüey. Tenía un apodo curioso, “Chispa”.
Un silencio largo siguió a esa frase. Después, Yasmín dijo que ese nombre no era nuevo para ella, ya que formaba parte de su pasado familiar. Según contaban sus padres, estuvo enamorado de una tía-bisabuela suya, llamada Yaima. En el tiempo que duró la guerra vivieron un apasionado romance y después, ignorando Rafael que ella estaba embarazada, regresó a España prometiendo volver, pero nunca lo hizo.
Escuchando esto, a Alberto le costaba mantener la atención en la ruta, por lo que decidió detener el vehículo en cuanto pudo hacerlo.
Se giró hacia ella y le preguntó, bastante nervioso:
– Entonces… ¿somos parientes?
– Eso parece, respondió ella sonriente. Parece que el destino está juguetón hoy…
Desde aquel día Yasmín y Alberto mantienen una estrecha amistad, y siempre sonríen al recordar su encuentro.
Han aprendido que la vida es impredecible y, a veces, nos sorprende con… giros inesperados.
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