EL NOVIO AMBIVALENTE

EL NOVIO AMBIVALENTE

Se acercaba el momento de la cita acordada en BlaBlaCar. Sobre la alfombra de alquitrán un destartalado descapotable amarillo chillón avanzaba hacia mí a toda pastilla.

–¡No será verdad que ahí voy a viajar yo! –me dije–. Pero la tartana se detuvo.

–Eres Luisa, ¿verdad? –. Por unos segundos dudé qué responder, pero no podía perderme la despedida de soltera de mi amiga Tere.

Supe que Cristina conducía hacia Almería a darle una sorpresa a su novio. Su acompañante, Lola, iba a conocer a un chico que había contactado en Instagram.

–Ha reservado habitación en un cuatro estrellas. Igual me lo tiro…

–Mi consejo es que te lo tires, Lola.

Las risotadas dieron paso a los silencios.

–¡Ha pasado un ángel! –dijo Cristina–. Y ¡qué ganas tengo de ver a mi Ángel!

–¡Qué casualidad! Este chico también se llama Ángel. ¡Es tan guapo! ¡Mira!

​Tras mostrarle a Cristina la pantalla del móvil, el coche dio un frenazo en seco.

–¡Fuera de mi coche, puta! –. Cristina sacó a empujones a una confusa Lola, que no parecía entender lo que estaba sucediendo. Luego arrancó. Yo no daba crédito a algo más propio de un road movie que de un viaje compartido.

–¡Será zorra la tía! –gritaba en bucle aquella desquiciada. Así que tomé las riendas de la situación:

–¡Para! ¡Me estoy meando! – fue lo primero que se me ocurrió. Y surtió efecto. Detuvo el coche y se puso a llorar como una Magdalena. La agarré por los brazos y le dije:

–Comprendo tu cabreo. Pero piensa que Lola está ahora desconcertada y sola en medio de la nada.

–¡Me importa una mierda cómo esté! No andamos al mismo nivel de cornamenta…

–Pero aquí el único culpable es Ángel –le interrumpí–. Cálmate y vamos en su busca. No podemos dejarla ahí sin más. Asumiste la responsabilidad de llevarla hasta su destino. Vamos a maquinar una venganza contra el capullo de tu novio.

No suelo ser tan convincente, pero lo cierto es que volvimos a por Lola, que seguía cabizbaja en la cuneta.

–Lola, ¿cómo se llama el hotel donde te espera ese impresentable?

Hotel Torreluz.

–¡No me jodas! ¡Es el mismo hotel de la fiesta de mi amiga Tere! Esto parece el juego de las coincidencias. Pagaría por ver la cara que se le pone a ese cabrón cuando os vea aparecer juntas.

Una historia inspirada en hechos reales

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