Si el amor tuviera nombre se llamaría Ismael

Sucedió en un coche (Historia ficticia)

Era una mañana cualquiera cuando decidí compartir un viaje en coche a través de BlaBlaCar. Lo había hecho antes, pero esta vez algo se sentía diferente. El destino era Valencia, y al subir al coche, lo primero que noté fue la cálida sonrisa de Ismael, el conductor. Lo que comenzó como un viaje normal pronto cambió a medida que los kilómetros avanzaban.

El coche se llenaba de una energía palpable. Ismael, con su voz grave, me preguntó sobre mi vida, y sorprendentemente cómoda, le conté sobre mis hijos y mi trabajo. En cada respuesta, había algo que me atraía más de él. Sus comentarios eran inteligentes, llenos de humor, y a cada instante, nuestras miradas se cruzaban en el espejo retrovisor. Esas miradas encendían algo dentro de mí, como si fueran promesas silenciosas. Era inusual la conexión tan rápida entre dos desconocidos, pero no podía ignorar cómo me hacía sentir.

A mitad de camino, paramos para tomar un café. Mientras el aire fresco nos envolvía, lo único que sentía era el calor de su presencia. Nuestros dedos se rozaron al pasar la taza, y esa leve caricia hizo que mi corazón latiera con fuerza. Cuando nuestras miradas se encontraron, hubo un momento de silencio en el que parecía que el mundo se había detenido. El deseo se respiraba en el aire, aunque ninguno de los dos dijera una palabra.

De vuelta al coche, la tensión crecía. Cada kilómetro parecía un suspiro, cada segundo, una promesa no dicha. El ambiente estaba cargado de sensualidad, el roce de nuestras palabras y miradas era suficiente para encender la pasión entre nosotros sin que hiciera falta más. Al llegar a nuestro destino, la despedida no fue menos intensa. Ismael se inclinó y, con su voz susurrante, me dijo al oído: «Este ha sido el mejor viaje de mi vida».

Ese viaje, que comenzó como algo simple, se convirtió en una experiencia que dejó una marca profunda en ambos. No hubo caricias más allá de lo sutil, pero la pasión que surgió entre nosotros en ese coche es algo que nunca olvidaré.