El viaje valió la pena

El viaje valió la pena

MARIA ANGELES

29/09/2024

Tenía que hacer ese viaje, y no lo iba a dejar para mañana. No tenía ningún sentido. Compramos esa casa de pueblo para mi padre, y él hizo su último viaje hace unos días.

 Y yo, que me las pinto sola para meterme en todos los charcos, quería poner el dichoso cartel de «SE VENDE», cuanto antes. No, no tenía sentido alguno.

 Era muy tarde para coger un autobús, así que decidí viajar con BlaBlaCar, y como ser puntual no va conmigo, cuando llegué, ya estaban mis compañeros de viaje dentro del vehículo. A lo lejos distinguí al conductor y a su acompañante, un adolescente. Lo deduje por la nula necesidad de ir con capucha dentro del coche… en agosto.

 Entré en el vehículo y me senté al lado de un «venerable» anciano que me lanzó la más amplia de las sonrisas. Después de presentarnos, emprendimos un viaje cuanto menos peculiar.

Yo iba mirando por la ventanilla, absorta en mis pensamientos, mientras que mi compañero iba recriminando al nieto su falta de interés por los estudios.

«Han tenido tus padres más horas de tutoría que tú de clase», «sólo has aprobado el recreo», «has sido el mejor en faltas de asistencia»… me resultaba tan familiar.

Yo, mientras tanto, iba mirando las estrellas. La más brillante se llamaba Fernando en honor a mi padre, así fue bautizada por mi hijo.

¡Vaya nombre para una estrella!, pensé.

«No me parece una mala elección», seguía diciendo el anciano a su nieto. «Puede que un cambio en tus estudios sea lo más acertado».

Sabias palabras que pondría en boca de mi padre, siempre tan pendiente de mi hijo.

Yo seguía pensando en la casa, en un níspero que plantó mi padre y que jamás dio un solo fruto.

«Tiempo al tiempo, de aquí a un año verás los frutos», seguía aconsejando el anciano a su encapuchado nieto.

 Al fin llegué a mi destino, cogí el bolso y bajé del vehículo.

«Hija, te olvidas esto»– me dijo el anciano mientras me acercaba los carteles desde la ventanilla.

 –«Ya no los necesito, gracias por todo».

 El anciano se extrañó por una gratitud que no entendía.

 El níspero me daba la bienvenida, imponente, pero sin un solo fruto, tiempo al tiempo, en un año dará los primeros.

 Después de pasar la noche, volvería a casa, y de nuevo lo haría en un coche compartido.

#bocadillo

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