Dios.
Es aquella sonrisa honesta que se le regala a una sonrisa triste.
Es lavar la herida del pequeño tras haber sufrido una caída.
Escuchar el aire moverse entre las hojas de las grandes palmeras.
Saber la fuerza del aire y aún así sentirlo como una caricia sobre la piel.
Escuchar a lo lejos un grillo cantar, y al mismo tiempo el latir de tu corazón.
Sentir el ruido del mundo, y amar el silencio de tu ser.
Saberte único en el inmenso mundo.
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