LA FUENTE DEL BRUJO

LA FUENTE DEL BRUJO

arteografo

28/07/2020

LA FUENTE DEL BRUJO

CAPITULO UNO

La cueva de Apaume

Ni siquiera puedo decir de dónde procedo o mejor dicho dónde nací, no me es permitido; sin embargo si puedo mencionar los lugares donde vivo y los que seguiré visitando, algunos de estos lugares son sitios olvidados o nunca visitados por nadie, en su mayoría desprovistos de cualquier forma de tecnología o de aparatos electrónicos, según este relato pareciera que mi existencia es sumamente aburrida; pero no es así. Cada sitio que visito o permanezco es parte de mi iniciación como brujo mayor de la “maguia” de Barlovento, es importante señalar que la “maguia” son especies de asociaciones de brujas y brujos que designan una localidad en específico en el mundo para reunirse cada seis años y en este caso mi “maguia” designó la cueva de Barlovento, punto ubicado en la costa de Portugal donde los vientos dan con fuerza de frente casi parecido al frontal de un barco, de ahí este nombre, por norma general en cada “maguia” escogida debe de nacer una fuente de agua. Es por ello que se acostumbra decir: esa es la fuente del brujo o de la bruja.

El día de hoy me encuentro en la cueva de Apaume, cerca del pueblo de Ojojona en Honduras, pobre país que por designios mayores fue llamado así para confinarlo en una vorágine de luchas y desengaños por siglos, es este realmente el lugar predilecto para un iniciado. Bueno, ni modo, ya mañana estaré en otro destino de mi largo camino de iniciación, estaré en un monte solitario cerca de Ciudad Barrios en El Salvador. Aún me queda un año más de penitencias y muchos sitios en los cuales pernoctar.

La noche ya cayó. El suave viento afuera de la cueva invita a salir para ver las estrellas. El canto incesante de los grillos me envuelve, este momento me recuerda aquella noche solitaria de la Tarragoza en España donde sin querer me topé con la “Grakfigie”, la enorme serpiente de cuernos rojos, de la cual no tengo idea qué andaba ella haciendo en aquél lugar pues su trono está al lado del demonio Labartú en la cueva del averno. Esa noche por mi imprudencia le provoqué un terrible susto, topé con ella por puro accidente y una de sus escamas me rozó el brazo izquierdo dejándome una inolvidable peladura que ahora es parte de mis características corporales. Esa vez la serpiente al advertir de mi poder mágico se evaporó ante mis ojos y nunca más la volví a encontrar.

Bien, son solo recuerdos, saldré a husmear, y esta vez seré cauteloso. Los caminos tortuosos de este monte, de seguro fueron caminos usados por los indígenas desde épocas remotas, hay una infinidad de caminos, cualquier inexperto viajero se perdería en el instante y peor en una noche tan oscura como esta.

¡Ha! he escuchado algo de ruido aquí cerca, echaré un vistazo, es un pozo de agua. ¡Guau! ¡Hay una muchacha! Y muy bella por cierto. ¿Pero qué hace una joven por estos lugares tan aislados? He de averiguar más. Aunque mi penitencia no me permite congeniar con mujeres y mucho menos permitir que se anide un tan solo pensamiento amoroso dentro de mi corazón.

La chica vino a traer agua para dar de beber a sus animales, la seguiré sigilosamente entre los arbustos hasta su casa. Anda con unos flácidos perrillos, les echaré un conjuro para que no me adviertan.

¡Guao, guao, guao! ¡Qué detalle!, no me es posible acercarme así nomás a esa casa, ahí debe de vivir alguien que sabe sobre los brujos y espíritus de la oscuridad pues rociaron sal mineral alrededor de la casa y en la parte frontal han sembrado geranios rojos, pimientos picantes y plantas de palomillas. Vaya escudetes caseros. Esto me ha intrigado aún más, creo que debo investigar quién vive en esta casa además de esta bella joven.

Bien, buscaré en mis alforjas, a ver si hallo la contra para con las plantas. ¡Oh sí! Aquí está, polvo blanco con huevecillos de gusano “Snuche” este nacerá en segundos en las hojas de las plantas y tardarán unos minutos en comérsela, será cuestión de minutos y así podré averiguar más. Mientras los gusanos hacen su trabajo rociaré los alrededores de la casa con “sal de brujas”, jajaja, miserable estiércol de esas pestes que siempre han osado pretender el trono del brujo mayor.

No sé por qué pero esta noche siento frió. Hay algo fuerte y poderoso en este lugar. No pensé que encontraría tal distracción en estas inhóspitas montañas. ¡Aja! Es temprano aún. Fingiré que estoy golpeado de un pie y pediré auxilio así aprovecharé para conocerlos mejor. Bien decía mi mentor allá en la lejana Agra: “No hay brujo bueno”, jajajaja. Me saldré al camino y les gritaré pidiendo apoyo, sé que no me negarán su ayuda.

_¡Hola! ¡Auxilio¡ alguien me podrá ayudar. ¡Hola!…

_Papá, alguien grita allá afuera _dijo la joven angustiada. El hombre, de unos cuarenta y cinco años, agarró una escopeta Gibbs que tenía colgada en la pared, atisbó por la ventana para divisarme. Empezaré a cojear y a quejarme. Creo que lo engañé y ha salido al patio; aunque me apunta con el arma y me advierte:

_¡Oy, amigo! estoy armado y si tiene malas intenciones será mejor que se retire del portón y siga su camino.

_¡No, no dispare! Es verdad estoy lesionado. Andaba cazando con mis amigos y me perdí del camino, de la desesperación me torcí el tobillo y me siento muy mal.

_Bueno le creeré; pero entre con cuidado y siéntese en ese banco _ el hombre sin dejar de apuntarme me tocó el tobillo y grité fingiendo dolor.

_Me parece que tiene un esguince amigo, creo que no podrá caminar bien por un buen tiempo ¿Y sus amigos? ¿Lo andarán buscando? _preguntó mirándome con compasión.

_No sé, realmente no sé. Nosotros por seguridad de todo el grupo tenemos un código que si alguien se pierde o se retrasa los demás llegan al sitio de reunión y una vez que todos están en resguardo le damos tiempo, un día nomás de espera para que llegue y si no aparece iniciamos la búsqueda del que quedó rezagado.

_¡Ah! Bueno, entonces lo pasaré a mi casa, pero aunque esté grave de salud le advierto que ahí adentro está mi hija, es joven, y le pediré por favor me la respete absolutamente. ¿Estamos?

_Sí, claro, estamos de acuerdo. Le respetaré cualquiera de sus reglas.

_¡Ah bien! Entonces pase adelante. ¡Eunice!_ llamó a la hija que estaba resguardada dentro de la casa.

Ella salió y entre la penumbra de la noche pude vislumbrar toda su belleza, realmente que es una mujer excepcionalmente bella. La joven tomó mis cosas y lo hizo con una delicadeza que me perturbó la mente, hacía mucho tiempo que no veía a una mujer que irradiara tanta delicadeza en sus movimientos, siento que estoy flaqueando y no debo de sentir ningún deseo en este periplo de mi vida.

Ya adentro de la casa me sentí triunfador, alumbrados por velas y candiles, en la cocina se escuchaban canciones en el aparato de radio: José Feliciano, Julio Iglesias, etc. Este lugar me trasmite tanto candor de hogar. Entre curiosas preguntas y lacónicas respuestas fui advirtiendo que la joven se sentía atraída por mí. Supe además que la esposa del don había muerto hace un par de años, la muchacha era la hija única y representaba un tesoro para su padre. Ambos buscaban insumos caseros para darme primeros auxilios, el señor pretendía entablillarme el tobillo, ella pensaba en sobarme y así por el estilo. En eso estaban cuando la cosa se complicó aún más, unos hombres llegaron al portón de la casa y llamaron al papá de la muchacha. El salió susurrando silenciosos insultos a aquellos que lo venían a importunar en momento tan difícil. Luego entró a la casa y refunfuñó ante nosotros.

_Hija, me buscan los amigos y me piden que los acompañe a una reunión importante. ¿Cómo le hacemos? _El hombre me quedó viendo con una intriga tan enorme que le era difícil esconder. Ella advirtió el terrible himpase y dijo con firmeza:

_Padre, váyase, cumpla con sus obligaciones que ellos viven lejos y de seguro sí que lo ocupan. ¡Vaya, vaya! yo me encargo de todo aquí _el hombre se sintió seguro de su hija; pero la llamó a la cocina para dar indicaciones por si yo hiciera algo que significara un peligro para ella. Vi que la chica hacia ademanes haciendo ver a su padre que todo estaría bien.

Uno de los hombres gritó un poco desesperado en el camino.

_¡Apúrate Pedro que el asunto es urgente!

_¡Calmados sirenitos! dejen de gritarme y mucho menos en mi casa, que tengo asuntos importantes aquí también _dicho esto y el hombre salió aprisa para no dilatar su regreso.

La muchacha cerró la puerta y fue a la cocina.

_¿Usted tiene hambre? Si gusta le puedo dar un par de tortillas ¿Le parece? _me dijo con una amabilidad angelical.

_Bueno, no deseo causarles tanto ajetreo.

_Ya, déjese de cosas, le daré de comer.

SEGUNDO CAPITULO

LA TERRIBLE DECISIÓN

Sentados a la mesa del pequeño comedor, la mesa era de pino, su olor silvestre y los aromas de los frijoles guisados con legumbres que ella misma acaba de cortar de unas maceteras que colgaban en el jardín, unos pedacitos de queso lugareño, tortillas de maíz y sobre todo el olor peculiar del café recién hecho. Ella de cuando en cuando me miraba casi coqueteándome; pero manteniendo cierta cautela. Y pues no me aguanté y empecé a darle piropos.

_Siempre es así _Le pregunté mientras me comía los últimos bocados de aquella sabrosa comida. Ella encogió de hombros y con un gesto me dio a entender que no entendía mi pregunta. Y volví a replantear: _O sea, siempre es así de bella con todo mundo _esta vez se ruborizó y me quedó viendo, en el brillo de sus ojos percibí la mayor bondad jamás merecida. No sé por qué, pero me estaba enamorando y era algo que jamás había sentido en mi vida. Mi vida casi toda ha sido para hacer la maldad, odiar y destruir seres humanos. Una espiral de pensamientos encontrados se revolvía en mi corazón y mi mente. Extendí mis manos para asir las de ella. Ella permitió mi osadía y se dejó acariciar. Sus dedos eran cálidos y las palmas de sus manos tan suaves que por un momento me recordó las muchas veces que suelo tocar las nubes cuando alzo mis vuelos por los aires. Un extraño escalofrió recorrió mi ser. Y retiré mis manos bruscamente.

Mi iniciación estaba en peligro, los demás brujos confiaban rotundamente en mí para ostentar ese vital cargo. Si yo lograba terminar mi camino y me coronaba como brujo mayor de mi “maguia” me convertía irrefutablemente en uno de los doce candidatos en todo el mundo para ostentar el rango mayor, el maestre de todas las “maguias” del mundo. Sé que a este nivel por el momento no podría llegar; pero sería un alto honor para mí y mi gente ser parte de los doce maestres de las artes negras. Solo nosotros podremos gobernar el mundo entero y unificar a todas las naciones para que venga el príncipe Luzbel a gobernar por mil años.

Pero esta joven criatura de tan ingenua semblanza me estaba desviando mis intenciones.

_Lo siento Eunice. Perdóneme que le perdiera el respeto, lo siento.

_¿Y por qué me pide perdón por esto? ¿O es que acaso es un hombre casado?

_No, para nada, soy un solitario y pues la verdad que nunca pensé encontrarla aquí. Y le aseguro que he visto muchas mujeres en mi vida; sin embargo con usted no entiendo qué es lo que me sucede.

_Es el amor Diego, es solo el amor. Este es un sentimiento que todos los humanos tenemos y cuando menos lo esperamos sale de nuestros corazones y pues a veces nos complica la vida.

_Pero y qué le diré a su padre, el me advirtió que no le faltaría el respeto a usted en ninguna manera, solo así me dejaba entrar a su casa.

Ella se apresuró para acercarse a mí, su instinto femenino le avisaba que yo ya estaba por huir de aquél lugar. Sin que yo pudiera hacer nada me abrazó y depositó su cabeza en mi pecho. Mi corazón parecía salirse de mi pecho. La abracé como jamás había abrazado a alguien e inevitablemente nos besamos. Sus labios eran tan tiernos y dulces, en mi mente sentía que estrujaba una fresa silvestre entre los míos. Mi ser se estremeció y sin pensar le dije:

_Qué haremos ahora amor… _ella abrió sus ojos y pude ver el verdadero color de su iris, un color verde arrobador. Y con gran cariño agarró con sus manos suaves mi barbilla, y como si me conociera de toda la vida me contestó.

_Lo que importa es que nos amamos, eso basta. Nos daremos tiempo para conocernos y de ahí en adelante Dios dirá. Sabe en estos lugares, en este país la vida está muy difícil, tanto que a una mujer como yo solo le esperan sufrimientos. Y para que vea le confesaré algo, mi padre en este instante está reunido con los hombres de la región porque están organizando una resistencia civil contra la dictadura que hoy nos mantiene en el oprobio, él está propenso a morir si es posible esta misma noche, así que por favor, no se vaya, hay algo muy lindo en el fondo de su corazón, no se vaya por favor.

Así es la vida de complicada, éramos dos cabezas, dos mundos diferentes; sin embargo irremediablemente esa noche nos unía algo insospechado llamado amor. La abracé con ternura. Era inevitable para para mí no dejar de amarla. Sé que esto va a desencadenar graves consecuencias en mi vida, sé que vendrán los otros a buscarme y enfurecidos tratarán de matarme, sé que el diablo y los demonios me acosarán a diario y deberé enfrentarlos, no sé cómo ni con qué fuerzas, pues para hacer frente a ellos o hacerles la guerra jamás fui enseñado. Y lo más terrible, confesarle todo esto a la que ahora era la dueña de mi corazón. Entonces la abracé con mayor ternura y sin poder evitarlo lágrimas muy cálidas empezaron a recorrer mis mejillas.

Mientras tanto allá afuera los grillos siguieron contándose los mil cuentos nocturnales que tanto acostumbran y las estrellas en la oscuridad del cielo entonaban cantos eternos de astrofilia.

Etiquetas: ficción

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