Alguna vez te has preguntado, que pasará en el futuro. Muchos piensan que es mejor no saber; otros darían todo por ver lo que ocurrirá. En realidad, saber o no, no es importante. Lo único seguro es, que lo que tiene que ocurrir de alguna manera u otra lo hará. No importa cuánto intentemos negarlo o las plegarias que damos a las distintas deidades. Sin embargo, la felicidad y la tristeza no son eternas, son momentáneas y alternantes. Lo cual hace soportable vivir nuestras vidas, ya que, después de la tormenta siempre viene la calma.
Hace mucho tiempo en Dublín Irlanda, nacieron dos niñas: Adara y Arlene. Su encuentro estaba destinado desde, el momento en que nacieron. Adara como su nombre, fue criada hermosamente, Su vida estaba llena de lujos y comodidades. Arlene, por otra parte, no poseía lujos ni todas las comodidades, pero su madre le dio todo el amor, que fue capaz de brindarle.
El tiempo transcurrió, y cuando las niñas cumplieron 12 años, sus madres enfermaron. Mientras la madre de Adara, era atendida por los mejores médicos de la ciudad, la madre de Arlene permanecía en casa, sin tratamiento, ya que estos eran muy costosos. Debido a esto, la niña dejo de ir a la escuela para buscar trabajo y así poder comprar la medicina de su madre. Una anciana dueña de una florería, al ver a la pequeña niña tan lamentable, buscando trabajo sin obtener resultados por varios días, le dijo:
– Pequeña niña, te voy a entregar 50 rosas, si eres capaz de venderlas todas hoy antes de las 5:00 pm, te daré 50 rosas más mañana
– ¡Muchas gracias! Le aseguro que las venderé todas- dijo la niña emocionada
– Será algo difícil- dijo la anciana, mientras le entregaba las rosas a la niña
– Sé que puedo hacerlo
– Recuerda antes de las 5:00 pm
– Sí, vendré antes – dijo la niña saliendo del local
Arlene camino durante horas por la ciudad, vendió algunas rosas, pero aún le quedaban 30. Tomó asiento en la banca de un parque, se desanimó cuando se dio cuenta de que solo faltaba una hora para las 5:00, Pero no podía rendirse, necesitaba esta oportunidad que le estaba dando la anciana. Por su edad nadie le daría un trabajo y entonces se le ocurrió una idea, se puso de pie en la banca y gritó:
– Rosas, compre sus rosas mágicas
Las personas que caminaban por el parque, volteaban y veían a la niña. Unos lucían desinteresados y seguían su camino, pero otros se detuvieron a observar interesados en lo que esta decía, Pero solo una mujer se acercó hasta ella
– ¿Rosas mágicas? – preguntó la mujer
– Sí mi señora, son mágicas, si me compra una rosa y pide un deseo se hará realidad- dijo la niña bajando de la banca
– ¿Qué garantía tengo de qué me dices la verdad?
– No sé lo que es una garantía y no puedo probarle que digo la verdad, pero le prometo algo, yo rezaré todos los días para que su deseo se haga realidad, así no será solo usted pidiendo por ello- dijo la niña sonriendo
– ¿Cuál es tu nombre niña? – preguntó la mujer
– Mi nombre es Arlene*
– Te compraré 5 rosas, espero que cumplas tu promesa Arlene- dijo la señora conmovida
– ¡Muchas gracias! – exclamó la niña
Cuando la mujer se marchó, varias personas se acercaron y le compraron rosas, cuando le quedaban solo dos. Un hombre se acercó
– Te compraré las dos que te quedan- dijo
– ¿Señor podría… solo comprarme una?
– ¿La otra está reservada? – preguntó
– Quiero llevársela a mi madre- dijo la niña
– ¡Oh! Entiendo, dame solo una
Arlene volvió a toda prisa a la florería, llegó cuando faltaban solo 5 minutos para las 5:00, le contó a la anciana todo lo que tuvo que hacer para vender las rosas y le dijo que le descontará una rosa diaria de su pago, para llevársela a su madre.
El tiempo pasó y el rumor de una niña que vendía rosas mágicas, se propagó por todo Dublín. Arlene ya no caminaba por toda la ciudad, solo se quedaba en el parque y las personas iban a comprarle las rosas. Algunas de las personas que le habían comprado rosas, regresaban al parque para agradecerle, porque gracias a ella sus deseos se habían cumplido. Por supuesto Arlene no poseía magia, Pero como es bien sabido la fe mueve montañas y ella era una niña con palabra, todas las noches oraba para que se cumplieran los deseos de cada uno de los compradores.
Mientras Arlene se convertía en la famosa niña de las flores, la madre de Adara enfermaba cada vez más y los médicos no encontraban una solución, el padre de esta perdía la esperanza. Pero Adara escuchó de uno de los empleados de la casa, la historia de una niña que vendía rosas mágicas, sin más decidió ir a buscarla. Al llegar al parque observo a una corta distancia, como aquella niña vendía las rosas , con una brillante sonrisa. Había un grupo de personas, esperando para comprar. Adara camino hasta estar detrás de la última persona, para esperar su turno. Cuando llegó su turno, se dio cuenta de que solo le queda una rosa a la niña
– Al menos quedó una, quería comprar más, pero por hoy una estará bien- dijo Adara tristemente
– Lo siento mucho, pero esta no está a la venta- dijo Arlene, tomando la rosa contra su pecho
– ¿Por qué? De verdad necesito esa rosa, por favor, mi madre está muy enferma- dijo conteniendo sus lágrimas
– Mi madre también …
Adara comenzó a llorar fuertemente y Arlene la observó en silencio por un tiempo, luego, le ofreció un pañuelo y las dos niñas se sentaron en la banca a conversar por un largo tiempo. Arlene le prometió que oraría porque su deseo se hiciera realidad aun cuando no le compro una rosa y que a partir del día siguiente guardaría una rosa para ella.
Adara pasaba todos los días por el parque a comprar su rosa, al pasar los días, las niñas se hicieron buenas amigas. Un día los médicos dijeron que la madre de Adara, no resistiría la noche y los llamaron para que se despidieran de ella. Desesperada por la noticia esta se apresuró a parque para comprar la rosa y pedir con todas sus fuerzas que su mamá sobreviviera. Cuando llego al parque Arlene le dijo que había perdido una de las rosas que había apartado y solo le quedaba una y que no podía venderle la rosa que le quedaba porque era para su madre
– Arlene por favor, mi madre está muy enferma, necesito la rosa- dijo desesperada
– Ayer mi madre pudo ingresar al hospital y los médicos están esperando por un corazón para hacer la operación, hoy más que nunca necesito darle la rosa- dijo
Adara comenzó a llorar desconsolada, Arlene no pudo resistir verla así y dijo:
– Hagamos esto, lleva la rosa a tu madre, ella la necesita más que la mía, pediremos juntas por la salud de nuestras madres- dijo Arlene, entregando la rosa a la niña
– Te lo agradezco tanto – dijo abrazando a Arlene
– Ve rápido con tu madre
Adara fue hasta donde se encontraba su madre y compartió sus últimos momentos con ella. Su madre antes de morir le dijo que pudo resistir hasta que esta llegara para despedirse, porque pidió un deseo con una rosa mágica, que su padre le había traído en la mañana. Había pedido no morir hasta que pudiera despedirse de su niña.
Ese mismo día a las 5:00 pm la madre de Arlene recibió un trasplante de corazón, poco después se enteró de que Adara utilizo la última rosa que le compro, para desear que la madre de esta recibiera el trasplante.
Las rosas de Arlene no son mágicas, como todos creen, pero tal vez cuando pedimos con toda nuestra fe y de manera desinteresada, puede que los deseos se hagan realidad. Fin
OPINIONES Y COMENTARIOS