Conjuro, protesto y canto.

Conjuro, protesto y canto.

Zorra y Ballena

Habitando naufragios encontré tierra firme:

enraicé fuerte mis manos a la superficie,

respiré el salobre denso para retomar el aliento

pero no calmé la sed de aire con la sal que trajo el viento.

Lo que era firme se puso blando

y el peso de la existencia tiró para abajo.

Me entregué a las corrientes sin oponer resistencia.

Arriba las olas, movimiento, impermanencia,

abajo remolinos, arrebato, inconsistencia.

Mil y una noches hasta llegar a la playa,

un espiráculo me mantuvo en la trama,

tótem ballena, viajera de las aguas.

Pelaje frondoso en la cola dorada,

tótem de Zorra, guerrera solitaria.

Me entrego al fracaso y a la congoja.

Invento rituales, danzo con las sombras

y en los días felices la luz no distorsiona,

conciencia de lo oscuro y de lo que tensiona.

Camino con rosas igual que con espinos,

me acomodo al sol, al calor y al frío,

hoy todos mis espectros se sienten abrumados

cuando brindo en su nombre honrando el pasado.

Propuesta

Dibuja con tus besos figuras antropozoomorfas en mi cuerpo.

Colorea y pule con caricias cada detalle,

explora los rincones de mi ser como yo lo he hecho.

Atraviésame cada átomo,

navega en mis aguas hasta que me vuelva tormenta.

Refractémonos mutuamente la existencia,

seamos nubes atravesadas por rayos de sol

persiguiendo la utopía, prisma ancestral.

Reencuentros

Nos observamos

a través de espejos que

nos reflejan otras vidas,

distintas latitudes de corazones

en toda Nuestra América

encendiendo fuegos

que resisten tiranías

y construyen disidencias

amando en digna rebeldía.

Como pájaro cantor te asomaste a mi ventana,

susurraste poesías de todos los tiempos en mis oídos dormidos

y difundiste la palabra del amor y la lucha cual misionero.

Tu vuelo inspiró las letras menos pensadas

desenterrando dones olvidados y sacudiendo telarañas

que de tan instaladas se confundían con los objetos.

Tus conjuros hicieron que mis volcanes dormidos

despertaran con júbilo.

La marea subió a niveles desconocidos

y el amor lo invadió todo hasta abrumarnos.

A través de uno de esos espejos magnéticos me encontraste

y no hay instante en que yo no celebre

tu presencia a mi territorio.


2020

Luna nueva en Tauro

y este cielo que explota

en rosados y anaranjados

como grito de liberación

en estallido de celebración.

Segunda luna nueva de este encierro global

y el aire celebra su preciosa liviandad,

los autos se oxidan y las plantas florecen,

ladrones magnates lloran

y seres de bosques, mares y montañas

respiran y se enternecen.

Los magnates presionan

y sus peones arremeten

contra los condenados de siempre.

Las sin derechos ni autonomía

o con un “amor” peor que la policía.

Las sin techo y sin comida,

o con un patrón peor que la cesantía.

Unos celebran el encierro

y otros no tienen dónde resguardarse,

ni poesía, pan o amor con qué alimentarse.

El virus no discrimina, dice el titular,

mostrando mentiras, oculta la verdad.

La salud no es un bien para tranzar,

nos enferma y mata la desigualdad.

Cuarentena

Todos los días el mismo día…

y mientras afuera todo es más lento,

adentro aumenta el movimiento.

Lecturas, pantallas, hologramas,

una realidad profundamente alterada.

Desde la burbuja crece la impotencia

¿Qué mierda hacemos ante todas estas pandemias?

Virus, indiferencia,

desigualdad, negligencia,

individualismo, consumismo,

miedo, inconsciencia.

Ladrones de corbata

nos escupen en la cara.

Ni la muerte los detiene,

sus negocios nunca paran.

No abandonemos las luchas

frente a lo que nos aqueja:

el capitalismo, el racismo,

el patriarcado, las derechas.


Matria

Guárdenme un rinconcito en la matria

porque a la patria no quiero volver.

Sigamos tejiendo rebeldías bajo la lluvia de cada día

-la del cielo o la del alma- sabemos aguantarla,

entre el grito herido y el de celebración,

entre las montañas de verdes infinitos

y las llanuras sometidas por el sol ardiente,

entre guabina, joropo, pasillo y bullerengue.

Es tan hermoso verles en los campos resistiendo a la tiranía,

inventando mundos distintos, amores nutritivos,

historias en colectivo que se niegan al olvido.

Cuando desde la diáspora perdemos la esperanza

al ver las diferencias amordazadas y asesinadas,

aves libertarias, ovejas negras, rojas y arcoíris

emergen con fuerza de volcán desde el amazonas hasta el caribe.

Seres que florecen donde impusieron silencio,

despojo, muerte, olvido,

miedo, sangre y fuego,

allí donde rociaron ácido y taparon con cemento.

No celebro a la patria ni al país “independiente”,

himnos y banderas, ficciones que nos adormecen,

en nombre del pater que el colonizador impuso

se gestan guerras, persecuciones y abusos.

Me niego al padre maltratador e indiferente,

no acepto los relatos de una nación excluyente.

De los “héroes de la patria” que nos quisieron imponer

disfrazando muertes para obtener condecoraciones,

sólo reconozco manos ensangrentadas cantando victoria

sobre las madres que desde Soacha exigen verdad y memoria.

Allá, bajo los uniformes y las banderas de la patria

se encuentra ahogada y aprisionada la idea de matria.

De todos los colores,

de resistencia y encanto palenquero libertario,

del rituales y brebajes cosmogónicos andinos,

mujeres campesinas que sin tierra

hacen germinar semillas de rebeldía.

La matria que construimos desde los no lugares

de la desposesión y la transhumancia,

de la resistencia y la esperanza.

Una matria innombrada imaginada que abarque todos los territorios

libres de imposiciones patriarcales,

de racismos noreurocéntricos,

de exclusiones y desigualdades neoliberales.

Una matria donde todes quepamos y podamos ser en libertad,

una de simbólica territorialidad: de aquí, de allá,

Nuestramericana, pachamámica, libertaria,

una matria de esencia universal.

MenstruAcción

Me intoxicaron con pastillas,

hormonas para mi desorden.

Irregular, me dijeron,

no entendía nada a los catorce.

La regla, el período, “aquello” o “Andrés”,

que “me indispuse” o «enfermé

y yo sin saber qué hacer.

Con poca información

y mucha vergüenza

andábamos entre chicas

cuidándonos las caderas;

que no se vea la «mancha«

porque los niños se burlan

y además ¿quién va a querer

compartir con la sucia?

¡Mentira y desinformación

nublando el corazón!

El segundo, nuestra tinaja,

el que potencia la conexión.

Nos esclavizamos con productos

para evitar que se notara,

nos vendieron mil aromas

para neutralizar nuestra magia.

Dispositivos,

inyecciones,

pastillas.

Experimentos de laboratorio

fueron nuestras vidas.

Vendiendo “liberación

en su táctica biopolítica,

desdeñaron los efectos

asegurando plusvalía.

¡No me hablen de libertades

si es que no son colectivas!

Hormonas encapsuladas

revolviendo todo adentro:

el peso, las emociones,

el autoconocimiento.

Aunque cada mes “sangraba

era un efecto placebo:

no era sangre menstrual,

hacía parte del cuento.

La hechicera que me habita

un día quiso estallar.

Renuncié a los mandatos

que me querían domesticar.

Acogí mis placeres

y empecé a observar,

me independicé de hormonas

y del mandato patriarcal.

Entendí que no era regla

sino un ciclo como el lunar,

y que el mío es diferente

y se tarda un poco más.

Medicina de ajo, rezos y cantos

en poderosa hermandad:

mujeres aullando

con coraje en complicidad.

El reencuentro con la sangre

roja, carmín menstrual,

abrió el camino infinito

de la que quiere explorar:

navegar sus aguas,

sumergirse en el rito

y en cada estación del trance

hacer agonizar los mitos.

Reluciente y palpitante

fluye el rojo de vida rebelde,

sangre tibia y sanadora

que limpia y sana mis simientes.

Contempladora de la unión

y admiradora de la ciclicidad,

me declaro militante de la excentricidad:

Menstruacción es sabiduría,

medicina e inspiración.

Derribamos los tabúes y

recuperamos nuestra pasión.

Honramos a las abuelas, sabiduría ancestral,

recolectamos la sangre y la volvemos a sembrar.

La tierra se potencia, las plantas reverdecen

y un poder de diosas en nosotras resplandece.

Loma abajo

Corazón destrozado

que se deshizo de sufrimiento

escurriendo sus lágrimas

entre un par de muslos

temblorosos y sofocados,

doblegados.

Pero no los suficiente como

para no salir corriendo loma abajo

una vez el hecho fue consumado.

No lo suficiente

como para no volverse a abrir

tras la orden médica.

Ser penetrada por el falocentrismo

implacable,

detestable,

blindado con la contundencia

de un arma corto punzante.

No hallar el modo de comunicarlo

y, luego de intentarlo, desear

no haberlo hablado.

Sombras en el vientre,

alimañas se retuercen

en el pantano del asco,

la culpa se revuelve…

la hora en que saliste,

lo que llevabas puesto,

las luces de la ciudad,

la noche y la soledad.

Maldigo al patriarcado

y a sus infames dardos

que un día me llevaron a pensar:

¡No es tan grave ni para tanto!

A otras les pasa en casa

con sus parejas de espanto.

Corazón reconstruyéndose

irrigando carmín

en nueva florescencia

aferrado a su raíz

denunciando la violencia.

Emberá

Verde profundo intenso, humedad de selva fértil,

un par de pasos livianos bajando por la vertiente.

El viento fresco del cerro le desordenó el cabello,

advertencias del Tatamá, pasaría algo siniestro.

Ella fue a cosechar guayabas,

nueve soldados se lo impidieron.

Hombres infames armados, vestidos de camuflado

invadiendo y violentando los territorios sagrados.

Van altivos imponiendo voluntades y deseos,

pisoteando la diversidad, frustran y asesinan sueños.

La violencia los define, ¡mercenarios de la muerte!

Y cuando los denunciamos, sus patrones los defienden.

No volver a callar ante ninguna impunidad

ni ante las opresiones que pretendan perpetuar.

Ni una niña más para su horrenda misoginia,

paren los hostigamientos contra las mujeres indígenas,

afrodescendientes, mestizas, diversas, campesinas.

Somos tribu femenina en defensa de la vida.

Violadores y asesinos con la Ley como trinchera:

¡Nuestros cuerpos no son nichos ni territorios de guerra!

Om Shanti

Cabeza creciendo al cielo,

pies enraizando en la tierra.

Om shanti, ahuyento el miedo,

tres planos en mí se integran.

Punto minúsculo y tibio

en este mar de misterio,

me consuelo y respiro,

siento y escucho el silencio.

Percibo en una inhalación

la energía disponible

y con la exhalación

expulso lo que no sirve.

Enfrento la oscuridad,

abrazo la incertidumbre

y si de pronto viene el llanto

me sumerjo en la pesadumbre.

Agradecida con la unión,

me esfuerzo en equilibrar

las luces y las sombras,

los agridulces del caminar.

Saludo al sol y a la luna

centrada en el movimiento

y sintiendo cada postura

entro en calma y me conecto.

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