RETAZOS

Ojalá pudiera acariciar mi destino con blancos dedos,

ayer todo, hoy nada,

saltando siempre de un lado al otro del abismo,

jugándomelo todo o esperando nada,

malditas almas peregrinas,

maldito dolor dormido,

gris y azul,

brillo y oscuridad,

blanco o negro,

vivir o morir.

Hoy es otro día que agoniza,

hoy es otro beso que no he dado,

otra palabra no dicha,

una risa mutada a lágrima,

imperecedero,

incombustible,

inacabable dolor que me bordea,

que salta los límites como los charcos de lágrimas.

Hoy es otro día menos,

quizás un día más,

nunca otro día.

Hoy se acaba el sueño,

comienza la pesadilla de nuevo,

cortadas las alas,

de nuevo no dormir más.

Triste e inquieta duerme la luna en el mar,

acabada y triste queda mi alma innombrable,

siento el tacto del amor

que se tiró en el andén de la estación,

el beso nunca dado,

el nombre nunca nombrado al borde de la revolución.

Ya no huelen las rosas a amor,

es el aroma de pétalos podridos,

de belleza muerta,

de triste canto de cantor.

Inmensos océanos putrefactos de belleza

que un día se reflejaron en mi espejo 

como una ráfaga,

como un suspiro,

como un latir del corazón

y que ahora agoniza eternamente,

ni muerta ni viva,

ni oro ni plata,

ni amor ni desamor.

Siempre sola sin estar sola,

luz oscura,

canciones que siempre retumbarán en mi asqueada cabeza,

pena de pena negra,

dolor antiguo,

conocido pero nunca amigo.

Vivir es otra cosa,

tiene que ser otra cosa,

no puedo creer que esto sea todo

y sin embargo,

presiento que no hay nada más,

quiero entonces abandonar mi cuerpo

y cruzar los cielos como un águila mágica,

quiero esconderme en esa tierna mirada que no me corresponde,

estoy cansada de sobrevivir,

ya no quiero luchar más, no puedo,

mis fuerzas también me han abandonado,

quiero huir de mí misma

y es de lo único que jamás podré huir.

No entiendo casi nada,

no tengo fuerzas para seguir,

un día héroe,

otro día mártir

El corazón se me encoje,

siento que me ahogo,

pero el deseado final nunca llega,

estoy eternamente castigada

a vagar sin principio ni fin del camino,

del inexistente camino que ahora no veo ni en él creo.

Vomitar terribles palabras,

como siempre,

para nada…

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Intento asimilar

el impacto de tus manos en el aire,

sobre mis piernas,

depositadas en un tiempo sin fecha ni nombre,

manos como aves,

promesas sobre mi piel,

manos que acarician mi imaginación,

mis deseos,

mis sueños,

que hacen que vibre,

que me estremezca a través del suspiro

que ahogo en mis labios,

manos llenas de promesas desconocidas

que ignoran que me poseen,

me llenan,

me colman,

me elevan,

me hacen divina,

me conceden el segundo de dicha,

el instante más largo de mi vida,

el más deseado,

el más irreal

y el más vívido,

ni yo misma puedo creer

la intensidad del sentimiento,

no sabía que aún podía desearse más,

vibrar más,

sentir más,

no sabía que una voz,

tu voz,

podía penetrar tanto,

tan hondo,

tan bien,

llevándola prendida en mis oídos,

es todo un placer,

es una caricia constante,

un soplo que produce escalofrío,

que eriza mi piel,

que arde,

que se derrama,

que quema de dentro a fuera,

tu gesto,

el gesto de tu sonrisa,

la caída de tu sonrisa

y hacerme sentir viva

y querer vivir para poder sentir lo que siento

y para poder verte

y para dejarme sentir

y para desearte tanto que me siento estallar,

desbordar,

que siento que algo se rompe,

se sale,

que no puedo contenerlo,

que duele,

que es imposible pero se hace posible

y te traduces en miles de hombres

a los que quiero tocar por alcanzar pequeñas partes de ti

y en mi locura quiero creer

que pude ser posible llegar a ti

porque hablas de cosas que entiendo y siento,

porque hablas de placeres y pasiones que conozco

y que ahora me provocas

y se me salen de todo mi cuerpo y mi alma,

por ti puedo matar pero no puedo morir

porque necesito tus manos,

tu voz,

tu sonrisa,

tus palabras,

tus gestos,

tus manos

Ha estallado la pasión que presentía

al verte y oírte tan cerca,

ha estallado con tanta fuerza

que me duele

y me llena,

se desborda…