Viaje en autobús del último hombre

Viaje en autobús del último hombre

Arturo Canva

10/07/2020

Ves el brillo acerado de los coches,

las calles de cemento

ampliamente iluminadas y vacías,

ves los pasos de cebra abandonados

y te dejas llevar.

Ves el mismo edificio descomunal y aislado

multiplicándose hacia el horizonte,

ves la vasta epidemia de hormigón

bajo un cielo de propiedad privada

y te dejas llevar. 

El autobús sonámbulo recorre

su rutina de cruces,

curvas aparatosas y avenidas calladas.

El sol que lo atraviesa

hurga también en tus dos ojos

los restos alejados de la noche, 

y respiras, viajero del poniente,

el olor indigesto y narcótico

de los asientos recalentados y vacíos.

La fantasmal presencia de los que ya no están

en silencio te mira

y te adormece.

Al final de un gran tedio se acerca tu parada

y las puertas se abren:

del mismo modo se abrirían auque tú no estuvieras.

Por eso ya no sabes,

peatón silencioso,

si eres tú o es el aire quien se apea

y atraviesa la calle cuando el rumor se aleja. 

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