Ríe solo para mi

porque todo a ti te tengo,

eterno ancho río

que, asomando un nuevo abril,

hizo viento al sol

y cedió al fuego vivo.

La ciudad quedaba atrás

y esa noche llamó al frío,

la leña se hizo fugaz

y entre ataques de aislamientos,

la distancia fue formal,

en tu soledad me rijo.

Terminaba y como todo final

corría un vulgar miedo,

nada volvería a pasar

repetíamos de nuevo,

la muerte fue furor

la vida desconsuelo.

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