I.- Cuando te conocí…
Pasan los días y las horas. En letanía me encuentro aferrada a los recuerdos, desvelada cada noche.
Pasan los meses y los días. Me consumo en los sueños con lágrimas que desgarran, desgarran todo a su paso, dejan surcos que oculto con destreza.
Pasan los años y los meses, ya no hay norte en el horizonte sólo grises y surcos me acompañan, me atrapan, pero desapercibida paso, porque a ellos yo los disfrazo.
Nadie los ve, nadie los toca, nadie los siente, cierran mis pasos. Sola me encuentro, construyendo de la nada, todo se derrumba. No existe base que resista. Ya nada crece, todo es inerte, todo esta árido. Surcos marcan mi rostro, con lágrimas que nadie ve…
Hasta esa tarde fría de invierno tardío, cuando te conocí. Llegaste con un hola y con curiosas preguntas, indagando, explorando. La curiosidad la dejaste que abriera caminos, tu instrumento para definir perfiles.
Te marchaste dejando un ligero “sabor amargo”
Otro surco y la ilusión se suicida.
¿Destinos cruzados? !Quizás.
Pasan los días y las horas. Regresas de nuevo cargado de fuegos, regresas con pasiones incontroladas, encendiendo vida, erupciones en mis entrañas y me arrancas de la letanía.
II.- Él sabe a limón amargo y yo a negro chocolate:
Él sabe a limón amargo
y yo a negro chocolate,
mi corazón es tan dulce como la miel
y rojo como la manzana.
Pero el de él, ¿será verde como su limón?
Él piensa si lo hace,
porque tiene dudas del futuro.
No quiere más drama,
pero lo tienta la manzana
y el rojo lo hipnotiza
porque lo lleva a todas partes.
Mientras yo escribo para olvidarle
él tose cuando me piensa.
III.- Tu estrategia o la mía:
En la noche o en el día
pienso pienso conquistarte
¿tú estrategia o la mía?
Es limón con chocolate.
Para unos soy la reina
Para otros soy princesa
Con sabor a chocolate
Sólo busco conquistarte.
Unos dicen ven conmigo
cruza puentes o navega
que yo quiero atraparte
con anillo y diamante.
Tú no pides, tú no exiges
no me dejas atraparte
Juega juega tu estrategia
que acorrala y atrapa.
IV.- Imposible no escribirlo:
Imposible no escribirlo,
imposible olvidarle.
Yo esperaba yo soy tuyo,
Yo esperaba yo te amo.
Esperaba… en tus ojos
quiero verme reflejado,
mis mañanas a tu lado,
deben ser mi paraíso
Pero…
sus palabras fueron otras,
imposibles de olvidarles.
“si eres mía, seré tuyo”
“Estaremos para siempre”
“el futuro a tu lado,
siempre luce cautivante»
V.- El amor ¡en cuarentena!
imágenes…
Suavemente te deslizas
Suavemente te acurrucas
unos dedos en mis labios
otros dedos interrogantes,
el principio que describe
sin palabras, solo tactos.
Se despiertan los sentidos,
adormecidos un segundo
recorres susurrando
cada línea, cada surco.
Te desplazas suavemente
a la copa de mi cuerpo,
el calor se abre paso
cuando tocas dos montañas
con sus picos definidos
alimento de los sueños,
esperanza de nueva vida,
degradados con los años,
evocan el pasado,
dan placer y son sustento.
Te deleitas apretando
suavemente esos picos
despertando mis sentidos.
Ya mi mente esta mas clara
ya despierta alertada
ya despierta impaciente,
escalofríos delirantes
se desbocan incesantes.
Te desplazas suavemente
con tus dedos hacia el centro
trazas líneas y dibujas
en tu lienzo favorito,
¡un Degas o un Miro!
y con destreza de maestro
o zarpazo de la fiera,
ya no importa tu estrategia
porque abres paso dominantes
cabalgando al infinito,
susurrando en cada ritmo.
Tú te sales de la línea
hasta el grito emergente.
Explosión en tu paleta,
el gemido que se escapa,
el silencio en su reino,
el éxtasis palpitante,
un latido que decae.
Y la mente se despierta
de nuestro sueño recurrente.
Una pregunta, un lamento
una espera vacilante.
¡Ay vida!
¿cuándo termina esta pandemia?
que nos mata con sus dagas afiladas
y arrebata vidas al futuro.
Un lamento nos abriga,
pasan los meses y sus días.
Tú me llamas, yo te busco.
Ya no hay vuelos que nos unan,
las fronteras nos separan.
Del invierno al verano,
la espera es incesante,
las horas infinitas,
un cambio se aproxima,
el futuro es incierto,
y en cuarentena aún yo sigo.
Y después del océano…
tus dedos dibujando en tu lienzo favorito.
VI.- Las horas
Cuento los días para abrazarte
Cuento las horas para besarte
Pasan los días en soledad
Pasan las horas para besarte.
Cada minuto es interminable
Por cada segundo crece el deseo.
Cuándo crees que ha terminado,
el reloj vuelve a dar la vuelta,
y otro día hay que esperar.
Esta pandemia. Cuándo termina?
Es un verdugo que no perdona,
Mata personas y acaba esperanzas,
Cierra fronteras y nos manda al limbo
del purgatorio no nos aparta.
Sólo el deseo nos mantiene a flote…
Para algún día volver a tocarte!
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