Supongo que de pequeños todos pensamos que los abuelos son eternos. Nunca piensas que esa persona que ha estado cuidando de ti, que ha compartido tantos buenos momentos contigo, que te ha contado tantas historias acerca de su pasado… no vaya a estar ahí algún día.
Aquel día supongo que simplemente me percaté de ello. Nunca podré olvidar aquel momento en el que estaba dando de comer a mi abuelita en el hospital y ella me decía que no tenía más hambre; yo le decía que tenía que comerse solo un par de cucharadas más, y entonces me vino aquel recuerdo en el que esa situación se daba a la inversa.
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No hacía tanto, eras tú la que me obligaba a terminarme tus lentejas y la que tenía una lucha continua día a día por hacerme comer más. En ese momento yo ocupaba tu lugar, y era yo la que tenía que armarme de paciencia para que poco a poco te acabaras el plato.
Se me hacía muy duro ir cada día a verte al hospital y ver cómo ibas muriendo lentamente. Nadie sabía cuándo iba a llegar la hora, pero sabía que ya nunca más volverías a ser mi abuelita de siempre. Ya nunca más volverías a hacerme macarrones para comer porque sabías que era lo único que me gustaba, ya nunca más me enseñarías a jugar a aquellos juegos de cartas que siempre jugabas con tus amigas, ya nunca más me quedaría a dormir en tu casa y me llevarías a aquel parque que estuvimos yendo cada sábado durante doce años, ya nunca más me contarías las historias de la guerra, ya nunca más me consolarías por haber suspendido un examen…
No fue fácil cuando dejaste de pronunciar mi nombre porque dejaste de recordarlo. No fue fácil cuando dejaste de saber quién era; y aunque seguramente te resultase familiar y aún no te habías olvidado de que me querías, ya nunca más sabrías que yo era tu nieta favorita.
Tú fuiste mi primera pérdida. Y la que más sigue doliendo a pesar de los años pasados y a pesar de haber abandonado hace ya tiempo aquella difícil adolescencia.
Aquel día, me acababa de levantar para irme al parque de atracciones con mis amigos cuando me di cuenta de que mis padres no estaban en casa. Fue entonces cuando me llamó mamá para decirme que estabas en coma. No era verdad, pero no quería darme aquella noticia por teléfono.
Lo supe en cuánto mamá entró por la puerta y me dio un abrazo llorando. Me dijo que te habías ido y entonces me invadió esa sensación a la que no tenía ni la menor idea de cómo reaccionar. Una sensación que hace que el mundo y el tiempo se paralicen hasta que me di cuenta de que ya nunca más iba a volver a verte abuelita.
Sigues apareciendo en mis sueños, sigo teniéndote presente en mis pensamientos cada día porque siempre te admiré y nunca dejaré de quererte. Ojalá pudieras leer ahora estás palabras para que supieras lo que quizás con esa edad no supe decirte, para que supieras lo importante que fuiste y siempre serás en mi vida.
Eres una persona en quién me gustaría convertirme algún día. La persona más fuerte y luchadora que jamás he conocido. Tú siempre supiste hacerle frente a las malas situaciones porque tu sonrisa siempre iba por delante de todo lo malo. Siempre dabas esa imagen de confianza, de que todo iba bien aunque no lo fuera. Hasta el momento final seguiste sonriendo aunque tuvieras dolores por todo el cuerpo, y aunque el alzhéimer hubiera arrastrado todos tus recuerdos como un huracán que arrasa con miles de viviendas.
Ojalá estuvieras aquí ahora para poder hablar conmigo y contarte todo lo que ha pasado desde entonces. Ojalá pudieras estar aquí para que vieras en quién me he convertido y que estuvieras orgullosa de mí. Nada me haría más feliz que eso.
Recuerdo la última vez que te vi, no creo que pueda olvidarlo nunca. ¿Cómo iba yo a saber que iba a ser la última? Te dejamos acostada, como siempre que íbamos a verte, te dimos las buenas noches, y me dijiste: “Buenas noches princesita”.
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Esta canción se llama “Unique in the world”, que significa “Única en el mundo”, y la compuse el mismo día de tu entierro. Esta es la canción que siempre me hubiera gustado tocarte. Ojalá la hayas escuchado allá donde estés todas las veces que la he tocado.
Te quiero abuelita.
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