La hartura que tiene mi madre se llama depresión

La hartura que tiene mi madre se llama depresión

¡Tatas, despierta! Tengo que contarte una cosa. He soñado algo increíble. ¡Mi madre me preparaba una fiesta como las que salen en las películas! Es que mañana ¡cuuumplo sieeeeeeete aaaños!

Pero ¿a que no sabías que este año vienen mis amigos?

No, qué va, sigue sin dejarme invitarlos. Mi madre no soporta a los niños. Siempre dice que está harta de todo y que no tiene ganas de nada, y que bastante hace con aguantarme a mí.

Claro que me quiere. Dice eso por culpa de la depresión.

Sí, se llama así. Me lo ha dicho mi padre. Yo digo “hartura” porque a veces no me sale el nombre científico. Bueno, da igual. Lo que quería contarte es que tengo un plan. Voy a hacer invitaciones como las que compran mis amigos en los chinos. Ya verás; será el mejor cumpleaños de mi vida, y eso que el año pasado fue genial.

¿Que no te acuerdas?

Pues te lo cuento, ¿vale?

Me pasé horas abriendo regalos. Y… ¿sabes qué? Mi madre dijo que podía echarme colonia.

Sí, fue rarísimo. Es que estaba compinchada con mi padre, que había escondido la Nintendo donde ella guarda las colonias de la tía Nuria. Dice que apestan y que su hermana se podría meter las colonias y todo lo que nos manda por “donde se meten los supositorios”. ¿A que es imposible que a mi tía le quepa un frasco de colonia por ahí?

Ehhh, Tatas, hazme caso. Y avísame si la oyes venir.

Ay, espera, necesito cartulinas, rotuladores y…

Ah, sí, tijeras.

Jo, ¡qué ganas tengo de que sea mañana!

No, no me la voy a cargar. Cuando llegue con mis amigos estará aquí toda la familia y puede que ella esté en la cama. ¿Quieres saber quién viene?

La tía Rosa y la abuela; la madre de mi padre. La madre de mi madre y el padre de mi padre no pueden venir. Están muertos. Antes de que yo naciera dejaron de funcionar, como los juguetes que se rompen y no tienen arreglo…

Jolindres, es que es muy difícil recortar y contártelo todo. ¿Tú cuántos abuelos tienes?

Yo dos. Uno, que me diga. Bueno, una. Al padre de mi madre no lo conozco. Está vivo aunque mi madre le dice muchas veces a mi padre que para ella está muerto. Segurísimo que es un muerto viviente como los de Walking Dead, y como sabe que me tapo los ojos cuando están en la tele, prefiere no decírmelo. Hace poco le pregunté que por qué no le vemos y dijo que está paralítico. No puede montar en avión y, como vive en Australia, que está en el culo del mundo, nosotros tampoco podemos ir. Se tarda un día en llegar y no hay Biodraminas para viajes tan largos. ¿Tú te lo crees?

A mí también me pareció una bola. Además, le pregunté al profe dónde tiene el mundo la cabeza y me explicó que la tierra es redonda como una pelota y las pelotas no tienen pies ni cabeza.

¿Tú crees que me traerán regalos mis amigos?

Yo siempre participo en sus regalos. A los cumpleaños no voy. Mi padre casi siempre está de viaje y mi madre nunca tiene ganas de llevarme. Es que la hartura te deja desganado. Es parecida a la fiebre, solo que la hartura sube más por las mañanas y mi madre no puede darme besos hasta que no vuelvo del colegio por la tarde.

Que sí, de verdad, me lo ha dicho mi padre… ¿Sabes qué me regalará la abuela? Un pijama. Siempre me regala eso. Es que pierde la cabeza con mucha facilidad y no le vienen ideas nuevas. Por eso la trae en coche su hija, la tía Rosa, porque si pierde la cabeza ella la recupera y se la coloca rápidamente. Si la perdiera en el autobús se la podría quedar cualquiera.

¿Que quién más viene? El tío Benito, el marido de la tía Rosa, el gamberro de la familia.

Sí, es muy gracioso. Jugamos a mancharnos la cara con la tarta y hacemos campeonatos de eructos. La tía también es graciosa. Sabe poner miles de caras aunque delante de mi madre solo pone la de perro peligroso para que no le hable. Como le sienta mal hablar cuando tiene dolor de cabeza y como siempre tiene dolor de cabeza por culpa de la hartura, la tía le hace el favor de poner esa cara y ella le sigue la broma.

Mis otros tíos, los hermanos de mi madre, viven en Asturias, y el tío Carlos, el otro hermano de mi padre tampoco viene porque a mi madre le da alergia, igual que a mí el pescado, aunque su alergia es invisible, no como la que tengo yo.

¿Qué me regalarán mis tíos, Tatas?

El otro día mi madre le dijo por teléfono a la tía Rosa: «Lo único que necesita Mario es algo que le arregle la lengua de trapo y la manía de hablar con un amigo imaginario que tiene en la habitación». Jopetas, es que es una trolera pero no lo quiere reconocer y si lo reconoce un poco dice que los mayores están obligados a mentir para no disgustar al prójimo. Eso se llama mentira piadosa. Tú eres prójimo, Tatas. Cualquier persona es prójima. ¿Lo entiendes?

¿Que tampoco sabes qué significa piadosa?

Es como magia. Se trata de convertir una mentira de verdad en una verdad de mentira. Pero esa trola de mi madre no era piadosa. Si las mentiras fastidian a un prójimo no lo son y yo me puse muy triste, así que…

¡Puuuufffff! Me rindo. Ya no me quedan cartulinas. Es dificilísimo hacer invitaciones. Practicaré en secreto y el año que viene me saldrán bien a la primera. Aunque a lo mejor mi madre se cura y las compramos en los chinos. Mi padre dice que cualquier día nos va a dar una sorpresa gorda con todas las pastillas que se toma. Ojalá, ¿a que sí, Tatas?

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