Un fantasma recorre la ciudad
y va más perdido que pankeke en ensalada de papas.
Una mueca desaforada imitando una risa
el cielo raso reflejo de la edad del tiempo
y el silencio les guarda a todos sus secretos.
Abajo la ciudad se quema y el fantasma de mierda sobrevive al fuego.
Entonces todo empieza de nuevo
y el espectro a poco se marea,
cae cerca de la feria en la temida borrachera,
vacío abismal,
compartido entre un blanco y un tinto.
Pasó la vida agachado mirando relojes sin función de alarma
para despertar o cambiar de rumbo.
¡¡El fiambre se ahogó anoche ahogado en su propio vómito!!
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