Se puede o no estar de acuerdo, pero es totalmente visible, notorio y comprobable que vivimos en una realidad de mentiras, supuestos, y presunciones sin fundamentos.
Ni las ciencias exactas lo son, ni las ciencias jurídicas hacen justicia, ni la lengua expresa con sinceridad lo que la mente piensa.
Alguien debería levantarse sobre los demás que duermen su paz falsa y decir por una vez la verdad que conoce, que siente y que le dicta su cabeza sin reparos de ninguna naturaleza.
Se acabarían de un solo golpe las rendijas y chicanas por dónde nos escapamos constantemente, argumentando falsedades, inventando situaciones, manipulando sentimientos, ocultando verdades, detentando poder, ensombreciendo conocimientos.
Deberíamos tras oír esta voz de atención:
– Desterrar el miedo a aislarse por ser verídico.
– Asumir la responsabilidad de lo que pensamos y del modo en que manejamos las palabras.
– Desafiar a quienes quieran mantener el estado de fantasías que hemos creado.
– Derribar dioses, héroes, prohombres, testas coronadas y títulos honoríficos pues nadie ha hecho tanto para merecer un sitio de privilegio en la historia.
– Sepultar para siempre conceptos de piedad, de sacrificio, de abnegación porque nadie ha sido lo suficientemente noble como para no haber mancillado la obra que salió de sus manos.
– Destronar santos y mártires virginales que la historia ensalza, encumbra en lo alto levantando imágenes adorables de seres comunes e imperfectos, llevándoles a su verdadera medida de falibles.
– Destruir los sistemas perversos basados en el miedo y el placer sádico de la dominación por medio de la liberación del pensamiento puro.
– Romper las fronteras malditas que la mentira constante, ha levantado e impuesto por milenios, sobre bases putrefactas de verdades enterradas.
– Liberar el conocimiento de los estamentos en que duerme para beneficio de pocos y maldición de muchos.
– Perseguir hasta la extinción a la mentira y la omisión, que han servido a los señores en sus ganancias y a los pobres en sus pérdidas.
– Decir basta a los grises que proponen la ambivalencia del concepto sea este el que sea, pongamos blanco sobre negro, luz y oscuridad, delimitemos con certeza uno de otro y reconozcamos que existen para su diferenciación exclusivamente, y no para proponer terceras vistas, posición cómoda de estar bien con uno y con otro.
– Decir basta de medios tonos en el actuar, la naturaleza nos enseña que se es o no se es, solo nosotros creyéndonos irremplazables y únicos seres pensantes, somos capaces de optar por los falsos grises intermedios.
– Decir basta de componendas estrafalarias y fantasiosas, de pactos vestidos de honorabilidad inexistente, de protocolos rígidos que terminan siendo débiles papeles bajo la lluvia.
– Decir basta de agrupaciones, comisiones, parlamentos, asambleas, organizaciones, asociaciones, cooperantes desinteresados, grupos de buena voluntad, organismos ejemplares, basta de estas manifestaciones egoístas donde solo se busca el protagonismo que devuelva en el espejo, lo buenos que somos.
– Decir basta de armar espectáculo que reivindique nuestra maldita solidaridad, basta de ser solidarios porque realmente no lo somos, y si queremos llenar ese hueco seamos recíprocos auténticos, porque nadie da sin querer recibir.
Sueño el imposible de despertar una mañana y que el mundo se haya vuelto veraz, que la mentira esté tan erradicada como lo está la verdad en el día de hoy.
Sueño que la obligación de falsear ha sido desterrada del género humano, y tal como pienso, tal digo y tal hago.
Sueño que se han abolido las leyes proteccionistas de los corrompidos por las falacias, y que hayan sido reemplazadas por las que motivan la sinceridad.
Sueño con un lenguaje limpio y directo, donde decir que algo gusta no conlleve más que la expresión de placer y no haya detrás la intencionalidad que deforma y manipula.
Sueño con despertar y saber que ese día es tal como lo veo y no que ha sido preparado como escenario de una grotesca obra de vodevil.
Sueño con abrir mis emociones y mis sentimientos sin que nadie se haya adueñado de mi vida y se sienta traicionado en su innecesario sentido de propiedad.
Sueño en que un día pueda levantarme gozando de la libertad sin sentir culpas, sin sufrir responsabilidades por no manifestar lo que pienso.
Sueño con un mundo extravagante, insolente, despreocupado, liberado de todo miedo y tabú, asombrado contantemente, lleno de curiosidad y vitalidad para desarrollarse.
Sueño y no logro despertar, sigo soñando porque es mejor que despertar y tener que mentir otra vez.
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