Te leo.
Sin querer te leo.
O queriendo,
sin querer,
te leo.

Te recuerdo.
Como un frame,
un mensaje subliminal
entre imágenes
desenfocadas,
te recuerdo.

Te extraño.
Cuando me acuesto
y yo mismo me siento
extraño.

Te olvido.
Cuando me creo fuerte
y no escuece.
Hasta que bajo la guardia,
te olvido.

Busco cobijo en ti
cuando huyo del presente,
del despertador,
de la monotonía,
de los pies fríos,
de mi vida sin mí
y de tantas otras parábolas infinitas
de (nos)otros.
Ni inocentes
ni culpables.

Foráneo en tu vida;
fuera de lugar,
de hogar,
sin papeles,
desahuciado.
Refugiado.

Me confundo en bucle
con la lluvia.
Superviviente
a orillas de la tierra prometida.

Eslabón perdido.
Encontrado.
Perdido.

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