Gestación, Consunción y Descreencia

1. La gestación y la creencia.

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Nunca son suficientes los esfuerzos de cupido,

pues el amor que te profeso nunca es correspondido.

Pero no espero tu amor sino permiso de seguir vivo,

para anhelarte entre las sombras como un desconocido.

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La luz de tus negras pupilas es un ardiente motivo

para ser perseguidor de tus pisadas, a quienes sigo.

Es la sombra de tu aura a quien sin éxito describo

pues definirla en una rima es propósito que no consigo.

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Mis ojos siempre dispuestos a admirar tanta belleza,

mas no crúzanse con los tuyos y anhelan audiencia

y por tal circunstancia mueren mis sueños de grandeza.

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Contigo aprendí a amar y a olvidar al olvido,

pues vivo por soñar y cada instante sueño contigo,

mientras el tedio me rehuye, pues el tiempo es mi testigo.

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2. La consunción del deseo.

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Perdí el miedo a cruzarme con tus ojos

a caminarte el vientre con los dedos,

a hacerte saber de todos mis deseos,

y a que tus labios saciasen mis antojos.

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Agarré tu mano decidido caminando,

anduve a tu vera con magna paciencia

afrontando contigo el azar de la providencia,

compartiendo mi presente y disfrutando.

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Caí en tu red por quererte tanto,

y tanto más te quise que ahí me quedé,

rehuyendo París y nuestro último tango.

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A la pena con pasión por ti maté,

a la vergüenza combatiendo ando,

y al miedo con amor lo desquité.

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3. La descreencia y el desastre.

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Guía mi mano, oh inspiración,

entre los márgenes de esta estrofa,.

Plasma el dolor de un corazón

que de llanto mis ojos emboza.

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Es la pena quien sobre mi piel arde,

que anda de mi mano desde otrora,

pues perdí un amor ciego por cobarde,

y esfumáronse las mieles de tu aurora.

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Dulce fue el amor que nos hechizó,

culpable yo de los motivos

del cruel yugo que lo marchitó.

*

Miel de dioses gracias a ti viví,

mal de metros quien me los quitó,

ahogo fúnebre por el daño que sentí.