TRISTITIA.-

Mi tristeza tiene nombre de mujer

Por Jair Armijos

Corta obra de composiciones poéticas (o al menos un intento de ella).


Inopia destreza

Hay cierta risa en el llanto de un poeta,
cierto sabor dulce en la inopia amargura.
Hay muertos del alma que escriben sin cura.
Y vivos, que sanan su sentir en las letras.

Hay arcos que disparan veloces saetas,
manos de fuego que sirven de espada.
Hay quienes de la palabra hacen su adarga.
Y otros, buscamos la herida perfecta.

Hay en el arte una sensación muy extraña,
de vacío continuo, en la pasión de crearla
y no ver aquello, que los ojos deseaban.
Como la flor que crece y se muere al tocarla.

Arma que sirve de protección y matanza.
Arma que sirve para hablar sin decir nada.
El arte expresa un sentir del alma cuando
el arte es un sentir del alma presa que calla.


Ellas

Las palabras son efímeras:
mienten y alagan,
dañan y encantan.

Son dulces y amargas,
a veces te odian
y a veces te aman.

Tristes y alegres,
suaves y duras,
delicadas y bruscas.

Sutiles e inoportunas,
incontrolables y sumisas.

En fin… Son palabras.
Y más que eso, son mujeres.



Calma

Aquel día fue el peor de todos,
una decepción nauseabunda
rondaba toda mi alma.

Había tomado una decisión.
Y cuando mi bien elaborado
plan estaba listo…

Ella, presentándose
de la forma menos esperada,
extinguió toda idea mustia.

Y haciendo compañía
a mi murria desconsolada,
abatió cada pena y consiguió mi calma.


Yo sin ti

Yo antes de ti me tenía a mí,
después te conocí y sentí
que mis brazos, mis ojos,
mis labios y mis sentimientos
serían sólo para ti. Ahora dime:
¿Cómo sentirme si te perdí?

Me perdí…

¿Qué es lo que me queda?


El sabor de tus besos

Ayer pasé por la calle
en la que te conocí.
Era todo tan diferente…

Ya no era la misma calle,
el bache donde siempre
tropezaba ya no estaba.

Las maquinas de juegos
en las que me pasaba
mañanas y tardes enteras
se encontraban cerradas.

Al parque le faltaban
las colillas de cigarrillo,
supongo que ya nadie
ha vuelto a fumar
en el mismo sitio.

Me fui rápido de ahí,
no soportaba ese lugar.

Hoy regresé al callejón
de mi cuadra: no hay parques,
ni baches ni colillas ni tropiezos.

Con sus carencias, para mí,
creo que es casi perfecto.

Pero le falta algo… (Leer título).


Trago de llantos

He vivido en dolor y en tragos amargos;
con tequila de llantos, sal de tus labios
y limón de fracasos.

He llorado en silencio gritando despacio
con mis ojos secos y mi corazón derramado.


Cúmulo Absoluto

Hoy somos carne, mañana seremos polvo;
alimentaremos a la misma tierra,
viajaremos en el mismo viento.

Y en cierto sentido, volveremos a estar juntos.

Somos parte de un mismo todo.

Y para mí, eso es suficiente.


Ventanas cerradas

Ante el recuerdo rendido cierro la ventana,
el paisaje está sobrio, pero ebria está mi alma.
El cielo está tan triste y con una luna distante,
que desearía poder abrirla y encontrar tu mirada.

Algún rastro de luz, alguna pequeña palabra,
que me diga que vives, aunque te vea apagada.
Un sólo segundo, me haría feliz un instante;
los cielos y mares dentro de mí te extrañan.

Es enfermizo dibujar tu rostro en otras caras,
creer por segundos que te encuentro, pero…
¡No puedo con esto, simplemente me acaba
de destruir por completo! ¡Clavarme la daga!

¡Agonizante despecho, maldita sed de buscarte!
¡Te arrancaré de mi pecho y te forzaré a marcharte!
Y aunque me cuesta la vida, vale la pena atreverse;
sin ti no existe vida, hasta que nos junte la muerte.


En (el) amor (hay) arte


Me dediqué a escribirte
porque soñaba encontrarte
mas en pedazos vacíos
terminaron mis frases.

¿Ahora qué escribo?
Si todo es contraste.
La felicidad que me diste
fue tristeza al dejarme.

Yo no comprendo:
«El amor al arte».
Si en el amor hay arte
no conseguí enamorarte.



Destellos

Dame un segundo vida,
detente por un momento;
deja abierta la salida,
dime cómo y me libero.

Desde hace tiempo quiero
desechar mis recuerdos,
drenar mi memoria
dudosa del tiempo.

Duermo con ensueños
deteriorados e inciertos;
destellos hambrientos
de volver a tus besos.

Desprecio tu cielo
de aves sin vuelo;
danzar sin pareja es
doloroso y etéreo.

Depresivo me he vuelto
de la tristeza obseso;
dueño de un invierno
desgastado y famélico.


Luceo

Mi único amor ha sido la luna,
hermoso luceo, que yo conocí.
De suave luz, serena y madura,
mujer perfecta que un día perdí.


Miríadas de ensueños

De tantos lugares en los que podría morir, escogí tu recuerdo.
Estela de estrellas, miríadas de ensueños, manos del tiempo.
Cielo, mi pedazo de cielo, elegí como nubes tu suave cuerpo.



Gota de rocío

Cae como una gota de rocío,
deslizándose por tu palpitar;
son tus ojos de cantar sombrío,
dos bellas perlas rotas al llorar.

No hay pena merecida, ni otra
que por ti deba pasar, pues eres
luz para estrellas que en contra
del raído cielo logran brillar.

La espiga dorada del estío,
reposada en la verde paz;
cuando toca tu corazón el frío,
la tristeza se vuelve mordaz.

No hay alegría duradera, ni más
grande soledad, que al mirar
de lejos tu estela, derramándose
alterada, bailando sola, sin compás.


Por tus labios

Por la suave y dulce cereza
que he dejado en el suelo caer.
Por el fino vino tinto de uva
que jamás he intentado beber.

Por el agua sucia y humana
que nunca ha tocado mi piel.
Por tus labios rojos y amargos
que por ellos guardo mi fe.

Por la sola fidelidad solitaria
que encierra mi vida sin ti.
Austero de otras miríadas
de velos y cantos sin fin.

Por cada gramo que falta
pierdo un kilo del porvenir,
pero un solo aliento me basta
por un recuerdo que me hace feliz.



I

Yo te seguiré queriendo,
mientras dejo de sentir amor.
Cada vez un poco menos,
hasta que un día olvide tu voz.

Dejaré la melodía de tus labios
con el trino de un pobre cantor.
Que vuela cada vez más alto
para ocultarse en el cálido sol.

II

Y yo te seguiré queriendo,
mientras corre el maldito reloj.
Cada vez un poco menos,
hasta que el tiempo baje el telón.

Escucharé en silencio los latidos,
deshaciéndose cual mística flor.
Dentro de mí morirán los silbidos
que componían una alegre canción.

III

Y yo te seguiré queriendo,
mientras se pierde el dulce alfajor.
Cada vez un poco menos,
hasta que de tu boca olvide el sabor.

Perderé el sentido del gusto,
con los sabores que no he de probar.
Por guardar en mí algo de ti,
que jamás volveré a encontrar.

IV

Y yo te seguiré queriendo,
Mientras olvido cómo querer.
Cada vez un poco menos,
hasta que desaparezca toda la miel.

Terminaré muy amargado y loco,
solitario en algún cuarto de hotel.
Y ya no habrá una mujer en mis manos,
Ni el calor que me brindaba su piel.

V

Y yo te seguiré queriendo,
mientras le voy escribiendo al papel.
Cada vez un poco menos,
hasta que ya no pueda dibujarte en él.

¡Y ya no recordaré unos labios!
¡Y del amor no quedarán rastros!
¡Y mis sentimientos, desechos amargos!
¡Y mis sueños, escenarios lejanos!

VI

Y seré un cuerpo longevo y extraño
que se pierde en el viento
como todo lo amado.

Y cuando ya sólo quede el vacío
Y el tiempo consuma lo humano.
Cuando vuelva a ser polvo sin tacto…

Vida, en ese momento, dejaré de quererte a mi lado.

«This is the end»

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS