Ácido, agónico, destrucción, óbito
a tu paso dejaste una existencia rota,
un pozo lleno de lodo, una soledad infinita, loca,
un alma en pena anestesiada, sin razón, sin dicha, sin lucha.
Le has quitado el sabor a la uva madura, al vino en copa,
nada en la vida ya me sacia, nadie me colma, lujuria rota,
tu vacío no se llena con otros vicios, nadie me muerde la boca,
los acordes de la música no tienen sentido, estruendo sin notas.
Al salir la calle quiere estar de vida desierta,
cruzan caras sin rostro, cuerpos inertes, restos, despojos,
no hay más amaneceres diferentes, el sol se desvanece, la luna mengua,
la obsesión me nubla la vista, me supera, me ciega.
Hago equilibrios para no caer, la cuerda se afloja a mi paso,
quiero saltar sobre ese mar de necios que lo cubren todo, negro lodo,
tu indiferencia me ha desgarrado por dentro, iniquidad eterna,
dejo nuestro amarre suelto, las olas condenan mi viejo velero.
Anhelo sacudirme para siempre tu hechizo,
ese embrujo que me nubla el sentido y el juicio,
no más llanto, no más conmiseración,
tiembla mi cuerpo y el valor quiere escaparse entre mis dedos.
Suspiro y determinación al fin, mano firme, mente lista, cuerpo tenso,
un corte rápido, profundo, suave, dulce, hasta el hueso, casi tierno,
abrazo tu retrato roto contra mi pecho, fuerte, tengo miedo,
mas morir así no puedo, ya vivo estando muerto.
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