Desnuda las sábanas de mi cama, déjalas en carne viva
si con eso sé que las curarás con tu saliva.
Deja que te arrope con la seda de mi piel,
acurrúcate junto a mis brazos y cerremos los ojos,
soñemos que estamos juntos
y no cada uno en una punta de su mundo.
Despelléjame el alma
hasta que llegues a mis entrañas
y lo único que escuches
sea el acelerón de mi corazón
cada vez que asomas por un rincón
de esta piel curtida
que solo busca a alguien
que le vuelva a la vida.
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