Vanamente,vindicas tus culpas,aún en soliloquio,con tus propios demonios.

Nunca existe suficiente justificación,para actos alevosos,sobre todo cuando es el amor,quien pasa y te mira.

Hoy que aceptar,humanamente,que es posible hundirse en el infierno,controlar esos deseos de matar,hasta el sarcasmo de un Dios regocijado.

Mientras…te reduces,experimentando van desvaneciendote tus senos.

Empequeñeciendo,tus costillas,que se asoman puntiagudas,hurgando la piel,en pretensiones de escapes,afilando una pérdida de densidad.

Y es que el mismo amor,puede reducirte otra vez…al polvo.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS