PARA SORDOMUDOS ENAMORADOS. LÉASE CON MUCHA CALMA.

ELEGÍA DEBIDA. ROMA. SIN RIMA NI MEDIDA.

Federico

García

Lorca.

No hubo guitarra, ni cante

hondo,

ni una lágrima.

Nada.

¿Qué esperabas?

No buscaré tumba alguna.

No me hace falta.

Solo,

paseando,

levanto la vista.

Esta noche la vieja

luna lista

se preñará otra vez colgada

de ese cielo de cerezas

prendidas en la nada

que se aleja

con el eco de las notas

quedas

del piano, de la letras

negras

de tu pluma que se fué…

¿Qué más quieres?

¡Estás en todas partes!

El arroyo es el espejo donde

se miran casadas infieles,

vírgenes,

niñas de algodón viejo,

mujeres andaluzas

que marchan tras de tí

al combate de la vida

breve,

dura,

entre ollas,

sin batallas

nobles,

en silencio,

a la muerte indigna…

¡Deja que te cante!

¡Déjame enjugar tu frente!

¡Deja que aliente

tu ideal desnudo:

ni rima, ni palabras,

ni miedo, ni presente,

ni futuro doliente…!

¡Déjame, anda,

hoy,

a mí,

al fin,

que aún puedo

sentir

un verso tuyo,

llamarme con tu nombre,

dormir

contigo un sueño,

salir

una vez más,

nacer con el sol,

mañana,

en plena madrugada!

PRIMER DÍA DE CLASE

VALGAN DIEZ PALABRAS:

«YO TE AMO, NIÑA, HASTA EL FIN…»

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