Cuan grande era mi agonía. El dolor me parecía exagerado para los pocos pasos que había dado. Las sirenas dañaban mis débiles tímpanos y el aire me quemaba la piel y los pulmones. A penas podía mirar a mi alrededor pues la luz me cegaba. Me movía por los pasillos a trompicones intentando vislumbrar los números en las puertas. El corazón me latía con la intención de reventarme en el pecho. Me sentía tan excitado, tan vivo. En este culmen de sensaciones todo me parecía tan irreal, como si me hubiese despertado en un profundo sueño y todavía esperase despertar. Apoyado en las paredes avanzo y eufórico al descubrir la habitación con la que tanto tiempo soñé intento independizarme de ellas para dar mis primeros pasos sin apoyo ninguno. Dos, tres, cuento antes de escuchar crujir mi tobillo y golpear con la cara el frío suelo. Con todas mis fuerzas consigo ponerme boca arriba. Cada vez me cuesta más respirar y me es imposible mover brazos o piernas. Es la primera vez que siento esta sensación de impotencia. Estando herido, incapaz de moverme, sin haber podido cumplir mi promesa yazco cada vez más desvaído. Se inicia una presión en mi estómago y al abrirse mi boca suelto una carcajada ahogada. No me arrepiento de nada cuanto hice hasta ahora.

De joven jamás me parecí a los demás adolescentes. Era muy asocial. Me pasaba más tiempo buscando textos de la antigüedad que en las habitaciones de encuentro social en la que se pasaban los de mi edad. A los veinte años no tenía mas que familiares en mis contactos y me aterrorizaban los foros. Me daba mucha vergüenza presentarme ante nadie pues había descuidado mucho mi avatar que parecía un monigote propio de un niño de 4 años. Todo el crédito lo había gastado en el perfeccionamiento de mi zona de ocio. Me encantaba que los renglones ascendieran elegantemente mientras me rodeaban las ilustraciones y ponía de fondo los pocos archivos de audio conservados de la edad clásica como Elvis o Michael Jackson. Mientras que la sociedad se unía en salas para dejar que sus representantes en el mundo se restregaran a cambio de inyecciones de dopamina, yo las vivía en el panel. Cada término que desconocía lo buscaba rápidamente en la web permitiéndome recrear en mi cabeza escenas y sensaciones totalmente inefables. No había visitado grupos extranjeros pero me sentía como si hubiese viajado más que cualquier otro. Me llegué a sentir como un iluminado y comencé a cuestionarme el mundo que me rodea. Así es como comenzó mi obsesión. Comencé a gastar la mayor parte de mi crédito en la búsqueda y adquisición de los textos históricos de la edad clásica, incluso descuidando las dosis de nutrientes . Descubrí en ellos historias tan hermosas como la de los relatos,pueblos que se revelaban y personas que conseguían el poder de manipular al pueblo. Creé páginas de anuncios para que me contasen sus historias, cualquier cuento que hubiese llegado a sus oídos. De esta forma la conocí.

Fue la primera vez que hacia de host de una habitación. Un usuario me había contactado para charlar sobre el tema. Como era normal mantenía su nick oculto para protegerse en caso de que no fuese más que un perturbado y solo la conocía bajo el seudónimo de Kittie, algo infantil para mi gusto. Yo en ese momento usaba el de Napoleón. Apareció con un avatar femenino como ya me había imaginado pero sin contar el vestido beige y el pelo largo negro rizado no tenía rasgos distintivos. Incluso usaba los puntos que usan funcionan de ojos de forma predeterminada. Parecerá ridículo pero durante un instante sentí mi cabeza estallar. Me sorprendió y, ciertamente, pude afirmar que en su sencillez puede que viese la belleza que me dejó perplejo. Igual que yo, ella se había interesado en el tema pero en mucho menor medida. Aun así gracias a ella pude rellenar muchas lagunas. Pude completar y confirmar muchos de mis datos, desde el boom tecnológico iniciado en los años dos mil. La humanidad comenzó a ver la tecnología como el futuro, la usaron para complementar su vida e incluso sustituir hábitos. Dependían de ella para comer, beber. Los libros que ellos usaban para leer también fueron sustituidos por máquinas. Los medios para las actividades físicas también se mecanizaron llegando a jugar lo que eran juegos en los que se usaba todo el cuerpo como el fútbol o el remo usando solo los dedos. La filosofía del mínimo esfuerzo y su sensación de supremacía ante el resto de seres sumergió al planeta en una descontrolada corriente llamada «transcendentista», en el que el individuo buscaba la perfección mediante la unión con los circuitos y el metal. Terminó en una gran crisis planetaria, sin recursos, alimentos… Nuestros excrementos habían podrido el mundo que habitamos y, por ello, creamos nuestro propio mundo para vivir. Estuvimos hablando de ello durante horas, sobre todo de como había influido en las relaciones sociales. Ambos estábamos muy de acuerdo en algo, es increíble como en su ansia por relacionarse, el ser humano se aisló. Volvimos a hablar en muchas otras ocasiones. Nunca hicimos que nuestros avatares se abrazasen, acariciasen o simplemente se tocaran, sería un insulto a las ideas que habíamos forjado. Comencé a sentirme como Romeo pero a mi nada me separaba de mi amada. «Algún día nuestros cuerpos se entrelazarán realmente» fueron las valientes palabras que iniciaron mi aventura. Con esa declaración conseguí su nombre real, Kite87456. Eso significaba que confiaba realmente en mi. Y pensar que hasta hace pocos momentos al igual que el resto del mundo ignoraba porque era algo tan íntimo… En mi perfil pasaba el día mirando la hora esperando nuestro encuentro cuando, dirigiendo mi atención a la esquina encontré un extraño símbolo, un circulo abierto por arriba por una raya vertical, teniendo debajo la numeración que seguía a mi nombre. La verdad es que en ese momento me reí. Otra vez ante esos ojillos, tan simples y complejos. Le conté lo que había descubierto y en el fuego que ya se ha ahogado le dije,- Ahora nos vemos-. Me desconecté de la habitación y en mi perfil seleccioné el botón. Al instante me encontraba tumbado en el suelo dando espasmos. Tantas sensaciones que solo había tenido en sueños ahora me atormentaban. Terminé relacionando los movimientos de mis músculos con las señales que mandaba en la máquina y comencé a arrastrarme. Después de horas conseguí abrir la puerta.

Ahora solo me espera la muerte. Espero que aun con el numerito me eche de menos, me recuerde. Oí un gran golpe. Con mi ojo acostumbrando a la luz miré. Una figura cadavérica avanzaba a través del umbral de la puerta. Inhalé fuertemente y comencé a toser. La figura exaltada consiguió evitar tropezar. No tenía dientes y apenas nariz, totalmente calva con unos ojos totalmente enrojecidos. Unos brazos raquíticos, igual que las piernas, que se ensanchaban al acercarse a las caderas. Finalmente cayó sobre mí. Deje de sentir mi cuerpo de cintura hacia abajo pero jamás las había sentido de todas formas. El dolor, su calor, todo se unía. Cerró sus brazos entorno al cuerpo que tenía sobre él y este agarró fuertemente su brazo. Cerraban sus ojos felizmente habiendo podido burlar la obsesión del género humano, pudiendo vivir.

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