Liber-tino

Liber-tino

Katia

08/05/2020

En cuanto mis dedos se deslizaron por
tu piel, supe que me sería imposible dejarte allí.

Te cogí entre mis manos, febrilmente,
con la torpeza del bisoño que, aún sin saber a donde le llevará
esta aventura, es sabedor de poseer algo único.

Y no me equivoqué contigo: tu tacto
suave y satinado despertó en mi el deseo urgente de saber más de
ti.

Cerré los ojos y me embriagué de tu
olor dulzón hasta dejar impregnado todo mi ser por él, como huella
imborrable.

El arabesco dorado de las letras de tu
cubierta acabaron de convencerme; lentamente, te abrí, y tus
primeras palabras hicieron el resto: Tú, libro olvidado por los
avatares del tiempo, me habías hecho tuyo, atrapaste mi imaginación
y entendí que hasta que no pasara la última página, no conseguiría
tu renacer.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS