Yo y mi corazón roto. Mi corazón roto y yo. Al parecer es el único pensamiento que mi cerebro produce desde hace dos meses. No me malinterpreten, no me he tirado a la cama a llorar sin comer como hacen en las películas, no podría. Desde que Miguel y yo terminamos he seguido trabajando, cuidando a mi gato, llamando a mi mamá y hasta he salido con mis amigos. Y todos creen que estoy bien. Hasta yo misma he llegado a creerlo. Es increíble el poder que tiene la mente, te convence de cosas, aunque en un principio una sepa que no son verdad.

Lo peor de todo es que ni siquiera sé muy bien porqué me hago esto. Es sólo que creo que me siento tan culpable de sentirme tan mal por algo que no es diferente ni tan remotamente grave comparado a lo que viven otras personas, que finjo que no existe. Es decir, es una ruptura. A todos nos ha pasado, y mi historia de amor , sí, duró seis años, pero no es nada del otro mundo. Me niego a dejar que mi vida se derrumbe simplemente porque alguien ya no está. La gente pasa por rupturas todo el tiempo. Además, lo peor de todo es que yo sé y estoy plenamente consciente de que estoy mejor sola. Y es un asco esa sensación de querer a alguien pero no quererlo en tu vida. No debo sufrir. Mi cerebro lo sabe, y hace que actúe en función a eso. Lo que pasa, es que la sensación de dolor no se va. Es como tener esa sensación de que tienes sueño todo el tiempo, no te impide de forma directa hacer algo, pero está ahí. 

Miguel siempre criticaba mi terrible capacidad de darle muchas vueltas a las cosas. Tanto a las buenas como a las malas. Las observo y analizo desde mil perspectivas diferentes, y hace que me vuelva un poco loca, aunque la verdad para mi trabajo es una cualidad bastante útil. Soy criminóloga, y la verdad una criminóloga poco observadora no es muy útil para el área. En mi trabajo he visto cantidad de cosas, horribles, asesinatos, intentos de asesinatos, que se escapan de lo habitual de «te disparo y te mueres».He visto cosas realmente crueles que me hacen pensar que los humanos como especie, podremos ser todo lo evolucionados que quieran, pero cuando queremos hacer daño podemos ser más salvajes y primitivos que el animal más cruel. También tiene que ver nuestra inteligencia. Si la queremos usar para el mal, es increíblemente cercana a la perfección, porque sabemos donde presionar, justo donde duele, para hacer daño en el punto exacto.

Bueno, acabo de leer estas líneas y si alguien más las leyera probablemente pensaría que estoy considerando matar a mi ex novio o algo así, y solo para aclarar no es el caso. Ni siquiera sé porque me molesto en la aclaración, es mi diario puedo escribir lo que se me dé la gana. Es increíble hasta que punto soy dependiente de lo que los demás piensan de mí, que hasta en mi diario me importa. Hasta cierto punto es más fácil, creo. Que te importe más lo que piensen los demás de ti, que lo que tú piensas de ti misma. Al menos sabes que expectativas cumplir. Cuando te eliges a ti como persona número uno en tu vida, la vida se vuelve más complicada, porque ya no tienes a quien culpar por tus malas decisiones o el camino que has tomado. La poca capacidad que tenemos las personas de hacernos cargo de nuestras decisiones no tiene límites. Y me incluyo. Siempre es más fácil decir: «lo hice por ti», «fue tu culpa, pero es que yo entendí eso», «tenía problemas»… Cualquier cosa es buena para evitar asumir responsabilidades. Como si asumir culpas nos fuera a matar lentamente. Incluso en el amor. 

No sé, el amor me da más miedo que el odio incluso. Y no porque el sentimiento sea algo malo en sí, sino por todas las cosas que los humanos hacemos en nombre de él. Como si cualquier locura tuviera sentido porque «lo haces por amor», como si aguantar cualquier cosa por ese sentimiento fuese algo válido y no una completa pérdida del sentido común. No sé, creo que el amor es algo tan inexplicable y sin sentido, que intentar darle una definición es perder el tiempo. Puedes querer a mucha gente, hacerles bien y que te lo hagan, pero lamentablemente a lo largo de mi vida me he dado cuenta que el amor es de una naturaleza distinta. Es algo que te consume, que ocupa todo tu interior, y esa persona puede ni siquiera gustarte o agradarte, pero la amas. Y es algo tan absorbente y difícil que parece que hablara de algo malo, y quizás lo sea, pero a la par es una de las maravillas de ser humano, y la verdad puedo sentir compasión por las personas que jamás llegarán a sentirlo.

Extraño a Miguel. No importa que yo haya sido la que decidió terminar la relación. Lo extraño, aunque cada vez que él me pida para hablar le diga que no. Nosotros no terminamos porque alguno engañara al otro, o porque se acabara el amor. Creo que puedo decir con certeza, que ambos nos amamos. Solamente que nuestras formas de amar juntas son un asco. No funciona, nuestra relación se acabo por las pequeñas cosas, los pequeños problemas que se fueron sumando uno a uno. Todo sin hablar, exceptuando cuando él explotaba y yo no hacía más que «hacerme la víctima y llorar». Quizás hasta cierto punto tenía razón. No sabia que hacer cuando discutíamos, no sabía defenderme…necesitaba que él fuera el malo. Lo cuál es extraño, porque en mi día a día y con el resto de las personas, soy buena defendiéndome. Defendiendo a los demás. Recuerdo que él me decía que era la defensora de las causas perdidas. 

Necesito darle un cierre a esto, pero el amor sigue sin irse. Recuerdo que en el cajón de mi escritorio tengo una pistola, solo para emergencias. Bueno, esto clasifica como emergencia ¿No?. Como ya dije arriba, el dolor del disparo realmente es ridículo comparado con el dolor que estoy sintiendo ahora. Quizás hasta lo alivie, porque podré centrarme en otra cosa que no sea mi corazón roto. Pero antes de eso, tengo que ir a visitar a alguien. La pistola, Alexandra, no te olvides de la pistola. La necesitarás luego. 

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